El experto del Grupo Interinstitucional de Trabajo en Oro Responsable (GIT-OR), Óscar Loayza lamentó el incremento en la otorgación de derechos mineros en Áreas Protegidas.
La Paz, 19 de mayo (ANA).- El Grupo Interinstitucional de Trabajo en Oro Responsable (GIT-OR) a través de su coordinador, Óscar Loayza ha destacado que al menos, diez cooperativas mineras implementan técnicas responsables para la extracción y explotación del oro aluvial en zonas altamente vulnerables.
“Si bien es uno de los pocos países que permite actividades mineras en Áreas Protegidas, al menos que estas actividades tengan mucho menos impactos”, dijo a la Agencia de Noticias Ambientales.
Las experiencias están disponibles, según el experto, quien destacó prácticas realizadas con cooperativas, que por voluntad propia han decidido ingresar a la minería responsable y que están muy dispuestas a mostrar su experiencia a otras cooperativas.
“En total deben ser alrededor de diez cooperativas en las que se ha podido trabajar, incluso con Cumbre del Sajama y la Alianza por la Minería Responsable (ARM) se logró certificar a varias cooperativas”, dijo.
Como parte de ese trabajo mencionó la conformación de escuelas de campo con cooperativistas dispuestas a aprender nuevas técnicas de extracción del oro, que no solo reducen el impacto, sino que al ser más eficiente el rescate del oro, incrementa también sus ingresos.
Advirtió que la tecnología que emplean las dragas chinas y colombianas en los ríos amazónicos para extraer oro aluvial ha sido prohibido en muchos países por su alto impacto ambiental.
“Las dragas emplea una tecnología con muy alto impacto ambiental, está incluso prohibida en muchos países (…). En nuestro país no está adecuadamente reglamentada, hay un vacío legal en este sentido”, señaló el también Sub-Director del Programa de Conservación Gran Paisaje Madidi-Tambopata de Wildlife Conservation Society (WCS) Bolivia.
El experto en técnicas responsables de extracción del oro señaló que “el hecho de trabajar en un mismo lecho de río y mover los sedimentos que están en el río y volcar luego al mismo río, lo que se hace es incrementar la turbidez del río, además del uso de mercurio que están en todas las prácticas auríferas”.
Loayza dijo que es difícil creer que las gigantes dragas sean menos impactantes que las balsas auríferas, por lo que es necesario desarrollar una reglamentación específica, una normativa específica para este tipo de actividad y tecnológica.
Lamentó que en los últimos años haya incrementado la otorgación de derechos mineros en varias Áreas Protegidas con la consecuente actividad minera.
“No es nuevo, por ejemplo la situación en Apolobamba que es el área protegida más afectada por actividades mineras y ahora también hay bastante riesgo de que también suceda lo mismo en el Madidi o en otras áreas como en Pilón Lajas o Manuripi donde también se ha detectado incremento en la otorgación de derechos”, señaló.
La escalada de la minería aurífera en la Amazonía –dijo Loayza- debería preocupar bastante no solo a la población, sino también al Estado “porque por un lado las actividades mineras son poco eficientes, hacen bastante impacto y porque son metodologías que viene de hace siglos. No tienen tecnología adecuada para que sea menos impactante y se debería trabajar en ello con mayor dedicación”.
El Grupo Interinstitucional de Trabajo Oro Responsable incorpora a 15 instituciones de la sociedad civil y académicas, todas muy preocupadas por aportar a generar alternativas del manejo más eficiente de la tecnología para tener mucho menos impacto.
JMC