Unas 350 pruebas de cabello tomadas en comunidades indígenas del río Beni demostraron que la acumulación del mercurio está siete y hasta 27 veces más de lo permitido como máximo.
La Paz, 15 de marzo de 2022 (ANA).– El científico colombiano, Jesús Olivero, coordinador del doctorado en Toxicología Ambiental de la Universidad de Cartagena, Colombia, denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que, las concentraciones de mercurio en los organismos de los indígenas de la cuenca amazónica del río Beni en Bolivia, están muy por encima de lo permitido.
“Tomamos 350 pruebas a comunidades indígenas del río Beni, se las analizó en el laboratorio de toxicología, las concentraciones oscilaron entre una parte por billón y siete partes por billón, con un promedio de siete partes por billón, cuando internacionalmente se acepta un billón en el cabello, pero en todos los casos se encontró concentraciones por encima”, señaló durante una sesión para Bolivia, habilitada por la CIDH.
En el marco del periodo 183 de sesiones, la CIDH escuchó tanto representantes de la sociedad civil, a representantes del Estado boliviano y dio paso al informe del Relator Especial para Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos de Naciones Unidas, en respuesta a la denuncia de afectación a la vida y salud de los pueblos indígenas por la contaminación de mercurio presentada por el Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib) y la Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas de Bolivia (Contiocap).
Olivero explicó que a finales de octubre del año pasado, junto a un equipo del Cedib se tomaron muestras a 350 personas, todas de comunidades indígenas que habitan a lo largo del río Beni, las mismas que fueron llevadas a Colombia y analizadas en el Laboratorio de Toxicología de la Universidad de Cartagena.
“Las concentraciones halladas de mercurio en las comunidades indígenas oscilaron entre una parte por billón y siete partes por billón, con un promedio de siete partes por un billón. Internacionalmente se acepta como máximo una parte por billón de mercurio en cabello”, explicó.
En ese marco dijo que en todos los casos se tuvo la oportunidad de encontrar concentraciones por encima de lo que puede medir el equipo, es decir, concentraciones detectables. “Y como les mencioné, tuvimos algunos casos presentaron concentraciones hasta 27 partes por billón”, indicó.
“Conjuntamente con la colecta del cabello, las comunidades indígenas hicimos evaluaciones generales del estado de salud a través de encuestas y fue notable el reporte de la pérdida de memoria, temblor en las manos y problemas sensoriales para un buen número de personas, sobre todo en aquellas personas con elevada contaminación por mercurio”, señaló.
El científico dijo que las problemáticas observadas en Bolivia en materia de contaminación por mercurio son muy similares al del resto de la cuenca amazónica, donde los indígenas tienen como única posibilidad para consumo de proteínas la utilización de peces a los que pueden acceder a través de la pesca.
“El mercurio es uno de esos elementos capaz de incrementar su concentración a medida que aumenta el pez en la cadena alimenticia, la utilización del pescado como fuente de proteína por estas comunidades va a tener consecuencias en el proceso de acumulación del mercurio entre las personas”, alertó.
Lamentablemente, dijo que los indígenas no tienen voz propia para exigir una moratoria en el uso del mercurio, de tal manera que la alimentación no esté contaminada por este metal.
“Si no prestamos la debida atención a la problemática vamos a ver dentro de poco tiempo problemas de salud bastante severos en gran parte de las comunidades indígenas de la región amazónica, y en especial en todas estas áreas de nuestro territorio donde habitan comunidades indígenas que dependen de la pesca, son sometidas a la explotación de minerales”, aseveró.
Recomendó en ese marco realizar estudios epidemiológicos para determinar exactamente los impactos sobre la salud que estas concentraciones de mercurio están provocando.
Insistió en que la salud de las comunidades está en un serio riesgo de deteriorarse, máxime, cuando el mercurio es un elemento extremadamente tóxico que no solo afecta al sistema nervioso central, sino a la gran mayoría de los otros sistemas del organismo.
“Gran parte del conocimiento que se tiene sobre el mercurio recae en efectos sobre el desarrollo cognitivo de las personas. Saber que los niños indígenas y en general de la cuenca amazónica que tienen concentraciones altas de mercurio es un problema que debemos resolver a la mayor brevedad”, manifestó.
ANA JMC