Rinden culto a la vida, y la vida está en la selva, ella es la clave de todo lo que es, porque todo está interconectado, desde los árboles, sus raíces, los ríos, las flores, los animales y las personas, pero hay mafias que quieren destruir eso.
Texto: Vladimir Ledezma Maldonado
La Paz, enero de 2022 (ANA).- Madereros, narcotráfico y trata de blancas en medio de la selva amazónica, son el escenario de la miniserie colombiana “Frontera Verde”, recientemente lanzada en una red virtual de series, telenovelas y largometrajes, que denuncia cómo son exterminados los pueblos no contactados para dejar libre el terreno a la depredación en una tierra donde la policía está coludida con las mafias que operan en esas áreas en las que no existe autoridad capaz de frenar los abusos.
Vida e interconexión

Pero la trama incursiona en lo místico cuando su mensaje indica que la selva, la “manigua”, con sus enormes árboles, con sus anchurosos ríos, con su biodiversa fauna, con sus exuberantes y medicinales plantas, tiene vida, vida e inteligencia propias; cuando da a entender que es la madre de todo lo que existe, que en ella está la clave de toda existencia, cuando denota que es capaz de proteger a quien con amor, fe y respeto se lo pida, cuando revela que todo, absolutamente todo está conectado, raíces, neuronas…todo.

Helena Poveda, una de las protagonistas, es una detective de la Fiscalía destinada a investigar una serie de asesinatos de los cuales son víctimas, en primera instancia, misioneras religiosas cuyos cadáveres son hallados en medio del monte. Más tarde ella se percata de que es uno de los seres elegidos para integrarse con la selva y protegerla.
Ushe, la co-protagonista, es un ser eterno que en realidad es el espíritu de la selva quien está en todas partes y en todos los tiempos. Llena de sabiduría y amor por la vida, ella es parte de una tribu amazónica no contactada y conjuntamente a otro ser eterno de sexo masculino, Yua, de la tribu de los Arupani, es capaz de desaparecer completamente a fin de no ser vista por sus enemigos, aunque estén a metros de ellos.
Policía cómplice de las mafias

Sin embargo en el lugar que demarca la frontera entre Colombia y Brasil, la colaboración de las autoridades policiales es casi nula, ya que ejerce como cómplice de quienes invaden la selva para arrebatar madera y efectuar negocios ilícitos.
Inclusive dichas autoridades hacen que quien aparentemente colaboraba con la funcionaria enviada desde Bogotá, intente victimarla y hacerla desaparecer en la foresta tropical, aunque después se arrepiente y se rebela contra quienes lo manipulan: la Policía y los madereros, entre otros.
También en Bolivia

En cualquier caso, el largometraje rodado en 2019 llama la atención por su enorme similitud con lo que pasa en nuestro país, cuyas selvas amazónicas también están siendo amenazadas por la industria maderera, en tanto que las aguas de sus ríos están siendo envenenadas con mercurio por la minería cooperativizada, su fauna es objeto de la caza furtiva que de a poco está logrando que solo exista en las áreas protegidas.
Desde luego, es indispensable mencionar a los pueblos originarios de las selvas amazónicas de Bolivia, contactados o no, los cuales así como en la serie, están siendo de a poco exterminados, matándolos con hambre, enfermedades y echándolos de sus tierras. Así es, en el país existen aproximadamente diez pueblos indígenas no contactados o en aislamiento voluntario.
