Jimmy Romero Rojas
En el Día Mundial del Medio Ambiente es necesario sumarse a la restauración de los ecosistemas, con acciones de prevención para detener y revertir los daños de contaminación a los factores ambientales como agua, aire, suelos y biodiveridad, pasando de la explotación irracional de la naturaleza a su rehabilitación.
La Paz, 5 de junio de 2021 (ANA).- Esta fecha tan significativa, nos motiva a escribir pese a encontrarnos en una crisis sanitaria que demuestra nuestra vulnerabilidad y exige estrategias para enfrentarla; pese a ello, el confinamiento ha tenido impacto positivo en los cambios climáticos y es oportuno compartir la celebración del 5 de Junio “Día Mundial del Medio Ambiente”, establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas, en la Resolución XXVII del de diciembre de 1972, dándose así inicio a la Conferencia de Estocolmo, cuyo tema principal fue el medio Ambiente.
La ONU ratifica el objetivo de sensibilizar a la población mundial mediante acciones legítimas relacionadas a temas ambientales destinadas a fomentar el desarrollo sostenible mediante la asistencia a los países en la implementación de políticas ambientales.
En aquella ocasión la Asamblea General de la organización mundial aprobó además la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Durante demasiado tiempo, hemos estado explotando y destruyendo los ecosistemas naturales de nuestro planeta. Cada tres segundos, el mundo pierde una superficie de bosque equivalente a un campo de fútbol y, en el último siglo, hemos destruido la mitad de nuestros humedales.
El cincuenta por ciento de los arrecifes de coral ya se han perdido y para 2050, podrían desaparecer hasta el 90%, incluso si el calentamiento global se limita a un aumento de 1,5° centígrados.
La pérdida de los ecosistemas naturales está privando al mundo de sumideros de carbono, como los bosques y las turberas (humedales, donde hay material orgánico en descomposición, que es la turba), en un momento en que la humanidad ya no debe permitírselo. Las emisiones globales de gases de efecto invernadero han crecido en tres años sucesivos y el planeta está cerca de un cambio climático potencialmente catastrófico.
La aparición del coronavirus también ha demostrado lo desastrosos que pueden ser los efectos de la pérdida de ecosistemas y que somos muy vulnerables a la fatalidad infecciosa de la pandemia. Al reducir el área de hábitat natural para los animales, hemos creado las condiciones ideales para que los patógenos se propaguen.
Reimagina, recrea, restaura
Ante este gran problema, el Día Mundial del Medio Ambiente se centra en la restauración de ecosistemas con el lema «Reimagina, Recrea, Restaura».
Para ello, y precisamente en este día, arrancará el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas (2021-2030), una misión global para revivir miles de millones de hectáreas, desde bosques hasta tierras de cultivo, desde la cima de las montañas hasta las profundidades del mar. Solo con ecosistemas saludables podemos mejorar los medios de la vida humana, enfrentar el cambio climático y detener el colapso de la biodiversidad.
Se sabe que el planeta está llegando rápidamente a extremos irreversibles. Naciones Unidas expresó al respecto: “afrontamos una triple emergencia ambiental: Pérdida de biodiversidad – Alteración climática y Aumento de contaminación”.
Este año Pakistán es el país anfitrión, que exige acciones urgentes para devolverle la vida a nuestros ecosistemas dañados. Desde los bosques hasta las turberas y las costas, todos dependemos de ecosistemas saludables para nuestra supervivencia. Los ecosistemas son la interacción entre organismos vivos (biocenosis) como plantas, animales, personas y el medio físico natural en que viven y se relacionan (biotopo). Esto incluye a la naturaleza y a los sistemas creados por el hombre, como las ciudades o las tierras de cultivo.
La restauración de ecosistemas es tarea global gigantesca. Significa hacer que miles de millones de hectáreas, un área mayor que China o EE.UU, se tornen fértiles para que la gente tenga acceso a alimentos, agua potable y empleos. Implica lograr la salvación de plantas y animales, hoy al borde de la extinción, desde las cimas de las montañas hasta las profundidades del mar.
También podemos lograr importantes proyectos de vida con acciones sencillas o estar conscientes de que los grandes cambios, requieren pequeñas acciones que podemos realizar todos los días.
Es necesario capacitarnos en educación ambiental, que es un proceso de carácter político y un elemento vital para lograr una sociedad sustentable en lo ambiental y justa en lo social, unida a la vida real, como un aprendizaje permanente de respeto a toda forma de vida, proceso constante para formar valores y actitudes de sensibilidad en niño(a)s e individuos, cuya cultura ambiental ayudará a preservar la naturaleza, cultivar árboles, reverdecer nuestras ciudades, repoblar nuestros jardines con especies silvestres, realizar la clasificación diferenciada de la basura o limpiar la basura de los ríos y cuencas.
La restauración de ecosistemas naturales logra beneficios sustanciales para las personas. Algunos países están invirtiendo sujetos a estrategias en la restauración, para recuperarse económicamente de la pandemia del COVID-19. Otros están recurriendo a la restauración para ayudarlos a adaptarse a la crisis climática.
La salud del entorno natural, la de los propios seres humanos y también de la economía de los diferentes países del planeta, están irremediablemente interconectadas. La COVID-19 dejará muchas evidencias científicas, sociales y económicas de esta relación y son muchas voces que se alzan en el ámbito internacional para convertir esa evidencia en el motor de una recuperación económica verdaderamente sostenible.
El PNUMA en tiempos de la Pandemia del Covid-19 considera que velar bajo un paraguas ecológico los esfuerzos de recuperación, puede ayudar a aumentar la resiliencia (capacidad de recuperación) ante futuras crisis. Repensar el mundo Post – COVID es la coyuntura perfecta para promover el consumo y la producción sostenibles, así como una financiación responsable con la emergencia climática y la integridad de los ecosistemas, que además repercuta positivamente en la inclusión social.
Aplicación de legislación ambiental
En nuestro país, hoy es un día en el que debemos reafirmar nuestro compromiso para cuidar la biodiversidad y los recursos naturales. Ello debe contemplar la acción conjunta y la aplicación eficiente de la legislación ambiental así como legitimar la reducción del entorno actual de degradación siendo imperativa la transversalización de la educación ambiental, cuyo proceso constante depende de nuestros conocimientos y acciones para tener resultados sostenibles.
En el marco de la situación actual que atraviesa el mundo ante la pandemia del COVID-19, según investigaciones e imágenes vía satélite Copernicus Sentinel-5P de la Agencia Espacial Europea (Celina Cepei), se puede apreciar que China y varios países de Europa, han reducido significativamente sus emisiones de dióxido de nitrógeno.
Estados Unidos, China, Rusia, Japón y otras potencias, acordaron un compromiso para reducir emisiones de dióxido de carbono, ello ajustado a su atención prioritaria que es la aplicación de medidas contra el coronavirus y por la recuperación económica.
Este 2021 el tema es la biodiversidad, motivo de preocupación urgente y existencial, como los incendios forestales sin precedentes en Brasil, California y Australia, Bolivia (Chiquitanía) y otros, así como las plagas de langostas en África, en Latinoamérica y ahora la pandemia de COVID-19 con perjuicios a la economía y tasa de desempleo, causando la relación complicada entre los humanos y la situación dramática de la vida y nuestra existencias.
La aparición del COVID 19 ha puesto en evidencia que cuando destruimos la biodiversidad, destruimos el sistema que sustenta la vida humana. Las estadísticas a nivel mundial, reflejan que mil millones de personas son contagiadas y millones de ellas mueren por la enfermedad infecciosa del coronavirus así como sus variantes.
Cabe destacar que según estudios científicos alrededor de un 75 por ciento de todas las enfermedades contagiosas existentes en humanos son zoonóticas, lo que significa que se transmiten de animales a personas.
Los desafíos que lanza la influenza pandémica, son disponer la inversión de nuestros recursos, en educación de normas básicas de higiene y articular respuestas integradas a la crisis de salud pública, superando nuestro principal enemigo que es la pobreza y afrontarla con trabajo, salud y educación, además mejorar la deficiente infraestructura y medidas de bioseguridad en centros de salud, a través de capacitación al capital humano, aplicando medidas de prevención y creando fondos de contingencia como respuesta a la crisis sanitaria del coronavirus.
Nuestro país en desarrollo, tiene alto nivel de vulnerabilidad no solo por ingreso de epidemias, sino por los efectos del cambio climático que exige medidas de gestión de reducción de riesgos y atención de desastres, con respuestas viables de políticas de desarrollo asociados al calentamiento de la global incorporando a la naturaleza.
En el caso de Bolivia se necesita apoyo de financiamiento externo para estructurar modelos de cambio de desarrollo con tecnologías limpias en la cadena productiva y comercial, generando resiliencia sobre el futuro de las ciudades y regiones, todo ello conjuntamente a promover para toda la comunidad un sentimiento de meditación hacia el medio ambiente y recursos naturales con fines de rescatar y reactivar la actividad industrial en el marco del desarrollo sostenible. (JM)
M.Sc. Ing. Jimmy Romero Rojas es ingeniero, mágister y mentor de Voces Ambientales de la UMSA (VAUMSA) así como asesor técnico de Procesos Industriales y de la Unión de Periodistas Ambientales de Bolivia (UPAB).