Los operativos combinados entre Fiscalía, Policía y comunarios dio con la aprehensión del posible asesinato quien confesó haber sido contratado para terminar con la vida del indígena.
La Paz, 15 febrero (ANA).- La Unión Europea y sus Estados Miembros presentes en Bolivia condenan la muerte violenta de Francisco Marupa, indígena del pueblo Leco. Nos solidarizamos con su familia y su comunidad. Este trágico suceso es una alarmante muestra de los riesgos y amenazas que enfrentan los pueblos indígenas en Bolivia.
La violencia, el despojo de tierras y la expansión de actividades ilegales en parques nacionales atentan contra la vida, la seguridad y los derechos de las personas, advierten los países europeos representados en el país.
«Hacemos un llamado a las autoridades para que se identifique y sancione a los responsables de este suceso; pedimos garantizar la protección del pueblo Leco y de las comunidades que enfrentan amenazas similares. Tal como lo manifestamos en nuestro último Diálogo de Alto Nivel con Bolivia, estamos comprometidos con la lucha contra la deforestación y a favor del desarrollo sostenible, así como con la defensa y promoción de los Derechos Humanos», señala el pronunciamiento.
El viernes se conoció del fatal hecho de sangre que enlutó a la familia indígena del Norte de La Paz. “No solo mataron a un indígena Leco, también mataron a un defensor de la naturaleza, de nuestra madre tierra”, señala un comunicado de la Central Indígena del Pueblo Leco de Apolo (CIPLA), en referencia a la muerte violenta de Francisco Marupa, vecino de la comunidad de Torewa, ocurrida luego de años de asedio de parte de grupos ilegales que trafican con la tierra para destinarla a la minería ilegal, a la caza y otras actividades criminales.
Dionicio Gutiérrez, capitán grande del Territorio Indígena Originario (TCO) del Pueblo Leco, que está enclavado en el parque Madidi de La Paz, en comunicación con Sumando Voces informó que el cuerpo de Marupa fue encontrado en su chaco este viernes por la mañana, en las márgenes del río Hondo, y que los autores, que también fueron vistos por el lugar, escaparon en la lancha del comunario fallecido.
Explicó que “este hecho lamentable y horroroso” sucede en el marco del constante asedio que sufre el territorio Leco desde hace varios años con consecuencias graves, como la quema de casas, desalojos forzados y amedrentamiento, ocurridos el 2023, el 2024 e incluso antes.
“Han venido amenazando con expulsar a los hermanos indígenas del lugar, han quemado sus casas, la denuncia está radicada en la Ficalía de Apolo, han destruido cultivos, robado sus motores, diferentes daños han estado ocasionado”, dijo Gutiérrez, quien asegura que los autores de estos hechos son traficantes de tierras y mineros auríferos que ya han solicitado sus licencias a la Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera (AJAM) para extraer el oro de la zona.
De hecho, asegura que ya están trabajando en el lugar, pese a que se trata del Parque Nacional Madidi, donde no deberían existir este tipo de actividades.
La tarde del viernes llegó al puerto de San Buenaventura esposado el principal sospechoso del asesinato de Marupa, quien no mostró ningún tipo de remordimiento ni arrepentimiento. A su paso recibió algunos golpes sobre todo de mujeres indignadas por la muerte del indígena.
Se conoció que el cuerpo sin vida de la víctima ya se encontraba en estado de descomposición pues había sido victimado presuntamente mientras dormía el pasado lunes, y que el deceso fue ocasionado por machetazos, datos sujetos a confirmación en la autopsia.
Según informes iniciales el aprehendido se atribuyó el crimen y dijo que fue contratado. «Me enviaron a matarlo», aseguró en sus declaraciones, por lo que se cree que hay más personas implicadas.
La comisión de policías y fiscal trasladó al presunto culpable, junto con el cuerpo de Marupa, desde la comunidad de Torewa hasta el municipio de Reyes (Beni) para realizar la autopsia de ley.
Desde Beni, los medios locales que presuntamente el motivo de la muerte habría sido un traumatismo craneoencefálico.
Sin embargo los hijos del indígena exigen justicia y no confían en que el o los culpables de la muerte de su padre sean sanciones como debe ser. «Nosotros no nos vamos a quedar de brazos cruzados; porque estos, como a animal lo han matado a mi papá; como a un venado lo han cazado. No puede ser así», dijo consternado uno de los hijos de Marupa, mientras pidió que se entregue al culpable de semejante asesinato.
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