Texto: Nelson Fernández Garrón – Fotos: Archivo, Reserva de la Biósfera Estación Biológica del Beni.
La Paz, 1 de julio 2021 (ANA).- Durante los últimos meses cambió el curso del Río Maniqui, afluente boliviano de la cuenca del Amazonas que forma parte de la Reserva de la Biósfera y Estación Biológica del Beni (RB-EBB), producto del arrastre de sedimentos y troncas que formaron palizadas (diques), situación que constituye una grave afectación al tiempo de desove para las tortugas de río (Podocnemis unifilis) y la eclosión de nuevos individuos, poniendo en alto riesgo su sobrevivencia.
Programa Quelonios
Por casi ya un cuarto de siglo, el cuerpo de guardaparques de la RB – Estación Biológica del Beni rescatan los huevos de las tortugas de río (petas), generando playas artificiales en zonas más altas, cuidando los nidos y posteriormente, durante una tradicional ceremonia del Día de la Tortuga en San Borja, liberando a las aguas del Río Maniqui un promedio de 2.500 pequeñas petas cada año, mismas que constituyen su única esperanza de sobrevivencia en este lugar.
El repoblamiento de esta especie logra aportar al equilibrio armónico entre la naturaleza y los humanos, teniendo diferentes tipos de obstáculos y probando distintas metodologías improvisadas, basadas en la observación y el registro, señalaron miembros del cuerpo de guardaparques.
El Programa Quelonios impulsado por la RB-EBB y el Servicio Nacional de Áreas Protegidas -SERNAP logró generar un impacto positivo en la juventud local y algunos sectores de la población chimán mediante ferias educativas locales sobre la importancia de conservar esa especie, así como conocer las funciones ambientales que realizan para el equilibrio ambiental, en su hábitat natural. Cabe resaltar que en algunas ocasiones la ceremonia de liberación de tortuguitas logró trascender incluso a nivel internacional.
La tortuga de río es una especie que hasta antes de los años 90, se encontraba con una población vulnerable, debido a la sobreexplotación por parte de comerciantes inescrupulosos que empleaban partes de las petas de río para usos medicinales, gastronómicos, así como la venta de sus huevos que contienen altos valores nutritivos.
Según datos del Centro de Investigación de Recursos Acuáticos de la Universidad Autónoma del Beni (CIRA-UAB), la peta de río es sensible a los cambios ambientales, por tanto, funciona como un indicador biológico para determinar las variaciones en los ecosistemas, además, de que aporta al ciclo de nutrientes siendo un importante dispersor de semillas. Por su parte, miembros del cuerpo de protección de la RB-EBB en referencia a las petas o tortuga de río indicaron que “son limpiadores de los cuerpos de agua, donde se encuentran», manteniendo así el equilibrio natural.
Cuatro grandes amenazas
El cambio climático, la actividad de traslado de la producción de jatata, la deforestación en las cuencas altas fuera del área protegida, el saqueo de los huevos de peta para su comercialización (situación agravada por efectos de la pandemia) son algunos factores que, entre otros, amenazan la continuidad de esta especie cuyo rol y aportes son determinantes para el equilibrio ambiental del ecosistema tropical de la Estación Biológica del Beni, caracterizado por formaciones muy particulares de bosque tropical, sabanas y pantanos.
Entrevistados guardaparques del Cuerpo de Protección del área protegida señalaron que al seguir el río su curso normal y no existir afectaciones a las playas madre, los huevos de peta eclosionan en sesenta días, mientras que en barrancos de arcilla o arenilla el tiempo de eclosión es de setenta a noventa días, corriendo el riesgo de que estos espacios se inunden y los afecten de manera letal impactando de manera significativa sus poblaciones.
Los guardaparques, cuyo rol es fundamental en la conservación de la especie, señalaron que, pese a la alta capacidad de adaptación de las petas, tuvo que albergarse las nidadas en espacios ajenos a los habituales que contaban con las características requeridas de manera natural, por una parte, debido al saqueo de los huevos y por otra a los cambios en el curso del río, corriendo el riesgo de que al generarse llenuras inesperadas puedan perecer.
Cerca de cien mil petas se lograron insertar a su hábitat
Se estima que, en los últimos veinticinco años, gracias al arduo trabajo de los guardaparques de la RB-EBB, miembros de la comunidad educativa y algunos pobladores de origen chimán lograron reintroducir a su hábitat natural a casi cien mil petitas, trabajo que continúa con plena convicción y sin ninguna tregua, demostrando un verdadero amor por la conservación.
El Programa Quelonios brinda una esperanza de vida a esta especie cuya sobrevivencia depende, entre otros factores, del fortalecimiento del área protegida, que además fue reconocida por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) como Reserva de la Biosfera en octubre de 1986 en el marco del Programa Hombre y Biosfera y de la Lista Internacional de Reservas de la Biosfera, pues conserva muestras importantes de la Amazonía boliviana, una alta biodiversidad, poblaciones originarias y valiosos ecosistemas de ceja de monte, sabanas y pantanos.
NAF/ANA
Artículo producido en el marco del Proyecto “Fortaleciendo las Bases de Sostenibilidad Financiera del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Bolivia (SNAP) para la Consolidación de Procesos de Conservación”, implementado por FUNDESNAP en coordinación con el SERNAP y bajo el patrocinio de la Fundación Gordon and Betty Moore.