“Quémalo, qué mas da, que estos territorios sirvan para abrir la frontera agrícola, llévense, llévense, eso hace mucho, estas cenizas que son cenizas que están elaboradas con el auspicio de la Ajam, del Sernap, de la ABT y otras instituciones similares”.
La Paz, diciembre de 2023 (ANA).- Un sarcasmo que refleja el dolor de muchos ciudadanos, más bien de todo un país, se desarrolló en puertas de la Asamblea Legislativa Plurinacional (APL), entre calles Comercio y Colón, frente a la reciente ola de incendios provocados que asoló la Amazonía, la Chiquitanía y otros sectores de Bolivia devorando más de tres millones de hectáreas y provocando la pérdida de acuíferos y la sequía.
La protesta fue desplegada por un grupo de jóvenes ambientalistas que enseñando un casco de minero y letreros que decían “Hoy puede comprar nuestros bosques a precios baratos convertidos en cenizas”, “Agua con mercurio, pruébala ya, 100% tóxica”, y otros similares, portaban máscaras de animales amazónicos como el jaguar y la paraba azul, cenizas, troncos chamuscados y agua contaminada.
De acuerdo a evaluaciones presentadas por las mismas autoridades del gobierno central, en este caso el ministro de Defensa Edmundo Novillo, se hizo conocer que al menos 3.372.769 hectáreas en el territorio boliviano fueron arrasadas por el fuego, estando el 67% de la superficie afectada conformada por matorrales y pasturas secas.
Los más afectados, los causantes y las consecuencias
Beni, Santa Cruz y La Paz fueron los departamentos más afectados, seguidos de Cochabamba, Pando, Tarija, Chuquisaca y Potosí. Más de 418 mil hectáreas corresponden a cobertura boscosa dañada (“Incendios arrasaron con 3.3 millones de hectáreas en Bolivia”, El País, Tarija [02,12,2023]).
Y precisamente cuando se conmemoró en esta primera semana de diciembre el Día Mundial del Suelo, Probioma (Productividad, biosfera y medio ambiente), difundió un informe que enfatiza en la necesidad sustancial de proteger los suelos asegurando así el acceso a los recursos acuíferos y desde luego, preservando la biodiversidad tanto en flora como en fauna que comprende especies únicas que son claves para sostener el equilibrio de la naturaleza, vinculando todo ello a la salud humana y a la alimentación.
“El casco minero significa que toda esta devastación ambiental y los incendios que son supuestamente naturales está en los bosques de la minería, que ya se está entrando por Ixiamas está ingresando a nuestra Amazonía para la devastación de nuestros bosques y enfermar a nuestras poblaciones…ahora estamos con un vaso de agua contaminada con mercurio y con cenizas traídas desde la misma Amazonía”, hizo referencia una de las manifestantes que se colocó una máscara de jaguar.
“Esta es una de las primeras acciones que se viene realizando aquí, entre la Asamblea Legislativa y la brigada parlamentaria de La Paz…sabemos que entre comillas se han controlado los incendios, pero eso no quiere decir que las catástrofes ya han parado, sino que por el contrario vamos a sufrir pronto las consecuencias como el aumento de la temperatura, en este caso también las cenizas quemadas que están dando paso a la ampliación de la frontera agrícola y sobre todo las contaminaciones que se están realizando y que afectan directamente a las comunidades indígenas”, explicó otro de los protagonistas de la protesta. (VLM)
