La Feria de la Miel y del Agua, realizada en Coroico el 11 de octubre, se convirtió en un punto de encuentro entre comunidades, productoras y guardianas del bosque.
Por: Raúl Pérez
Coroico, La Paz 14 octubre (ANA).– El cielo azul y las montañas verdes de Coroico ahora sienten el aire con olor a flores silvestres y la cera recién fundida. Allí, donde nacen los ríos que alimentan al norte paceño, mujeres de cinco áreas protegidas municipales se reunieron para compartir su trabajo, su miel y su compromiso con la naturaleza.
Así nació la red de guardianas del agua y la miel, un tejido de mujeres que protegen el bosque, producen de manera sostenible y demuestran que la conservación también puede ser fuente de vida.
“El objetivo es aprender entre áreas, fortalecer la gestión local y visibilizar el trabajo de las mujeres que defienden los bosques”, explica Lilian Apaza, técnica de la Fundación Natura. “Ellas son las guardianas del agua, y ahora también de la miel.”
Una red que florece

La Feria de la Miel y del Agua, realizada en Coroico el 11 de octubre, se convirtió en un punto de encuentro entre comunidades, productoras y guardianas del bosque.
Detrás de cada frasco de miel o jabón natural hay historias comunas de defensa de sus territorios y sus ojos de agua frente a la deforestación, la minería o la escasez de agua.
En esta red, la miel no es solo alimento, sino símbolo de interdependencia: entre especies, entre comunidades, entre mujeres que descubren en la conservación una fuente de autonomía y orgullo.
Las cinco áreas que integran la red forman un corredor de vida dentro de los Andes Tropicales:
- Río Negro (Coroico): 6.212 hectáreas de bosque montano que proveen el 95 % del agua que consume la población urbana. Protegida por la Ley Municipal N.º 137/2020.
- Alto Beni (PANMI): 39.963 hectáreas, equivalentes al 38 % del municipio, refugio del jaguar, el tapir y el asaí.
- Teoponte: creada en 2023 como respuesta a una crisis de agua y deforestación; hoy promueve sistemas agroforestales con cacao, café y plátano.
- Mururata: reserva municipal que frenó la minería ilegal tras la formación de su comité de gestión en 2023.
- Guanay (ANMI): 110.837 hectáreas que conectan Madidi, Pilón Lajas y Cotapata, con más del 80 % de su cobertura forestal intacta.
Todas comparten un mismo principio: sin bosque no hay agua, y sin agua no hay miel.
Historias de conservación

Matilda Marcani Soliz – Centro Apícola Monte Viejo, Coroico
“En meliponicultura trabajamos con la Lestrimelitta rufa, una abeja sin aguijón que conocemos como ‘abeja limón’. Su miel es especial, tiene un toque agrio y propiedades medicinales”, cuenta Matilda.
Su emprendimiento, Centro Apícola Monte Viejo, está ubicado a una hora del ingreso a Río Negro y combina tradición y conocimiento local. Allí producen jarabes, propóleos, champús, acondicionadores y labiales con miel, sábila y cera de abeja.
“Incluso con la abeja señorita preparamos colirios naturales para tratamientos oculares. Todo nace del bosque: la flor, la abeja y el agua que nos da vida.”

Eufemia Hurtado – Asociación Jacha Warmi, Teoponte
“Creamos nuestra área protegida en 2023, después de una crisis de agua”, recuerda.
La deforestación por arroz y la contaminación minera habían puesto en riesgo los ríos, pero hoy las abejas son aliadas de la recuperación.
“El camino no ha sido fácil; seguimos socializando el valor del área. Ahora combinamos cacao, plátano y café en sistemas agroforestales que dan sombra, alimento y flores para nuestras colmenas.”
La asociación Jacha Warmi produce chocolates y mermeladas de papaya y piña, diversificando la economía local con el liderazgo de mujeres.

Brígida Tunqui – Alto Beni
Presidenta del Comité de Gestión del Área Protegida Municipal de Alto Beni desde abril, lidera un proceso que transformó la desconfianza en compromiso.
“Al principio nadie nos escuchaba. Fue un proceso lento, pero ahora la gente apoya el área”, explica.
En su territorio, antes golpeado por incendios y deforestación, las familias transitan hacia una producción ecológica, con ganadería silvopastoril, compostaje y coca orgánica.
“Defender el bosque es defender el agua; hoy lo entendemos.”

Elizabeth Farfán – Reserva Municipal Serranías del Mururata
“Nuestra mayor preocupación eran los ojos de agua”, relata.
En 2023 conformaron su comité de gestión para enfrentar la minería ilegal, que había instalado 42 cuadrillas en la parte baja de la reserva.
“Logramos frenar ese avance y ahora tenemos un plan de manejo. La miel y sus derivados se han convertido en una alternativa económica y sostenible para nuestra comunidad.”

Julieta Chavarria – Organización de Mujeres en Resiliencia, Guanay
“Somos 16 mujeres que decidimos unirnos para cuidar nuestros ojos de agua y el medio ambiente”, cuenta Julieta Chávarria, representante de la Organización de Mujeres en Resiliencia de Guanay.
Tras años de ver cómo la minería transformaba el paisaje, su grupo trabaja por convertir su territorio en una zona libre de minería.
“Queremos que nuestras hijas crezcan en un lugar sano, donde el río vuelva a ser claro.”
Las mujeres elaboran artesanías y textiles con identidad yungueña, aprovechando semillas como las lágrimas de María y el huayruru, símbolo de buena fortuna.
“Nuestras manos tejen historias, y cada pieza recuerda que el bosque también nos enseña a resistir.”

Marleny Colque – Café Aventura, Best of Bolivia
“Promovemos sistemas regenerativos y producción sostenible, sin desmonte”, dice Marleny, quien presentó su café de especialidad durante la feria.
Su marca, Café Aventura, participó de la feria con su iniciativa de Best of Bolivia y apuesta por un modelo de agricultura regenerativa.
“Nuestro desafío ahora es invertir en el capital humano, en equipamiento y tecnología para mejorar nuestro café de altura.”
Aprender entre guardianas
Durante la feria, las participantes visitaron la Reserva de Agua y Conservación de Ecosistemas Montanos Río Negro (RACEM), donde los helechos arborescentes (Cyathea caracasana) y las mariposas multicolores acompañan el curso del Río Negro.
Allí, Brígida Tunqui reflexionó sobre el vínculo entre la conservación y la vida cotidiana de las comunidades:
“El agua no nace sola; necesita del bosque, y el bosque necesita de nosotras”, dijo mientras caminaban entre neblina y raíces.
“Cada acción y experiencia que las comunidades desarrollan se está registrando en un sistema de información que permitirá medir avances, compartir aprendizajes y fortalecer la gestión local”, señaló Lilian Apaza. Así, la red de guardianas del agua y la miel no solo florece en los territorios, sino también en los datos que documentan su impacto y sostienen su permanencia en el tiempo.
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