Texto y fotografías: Nelson Fernández
La Paz, 14 de mayo, 2021 (ANA).- El Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Cotapata (PN ANMI Cotapata), ubicado en la vertiente este de la Cordillera Oriental de los Andes en Bolivia, cuenta con alto potencial turístico por su accesibilidad y cercanía a la Sede de Gobierno, belleza paisajística, exuberante naturaleza y sitios culturales que se constituyen en el pilar fundamental hacia el fortalecimiento y la auto-sustentabilidad del área protegida.
Potencial turístico del PN ANMI Cotapata
Iniciando el camino a los Yungas en el Departamento de La Paz (La Cumbre a 4.600 m.s.n.m.), majestuosas montañas nevadas, lagunas y roquedales nos dan la bienvenida al área protegida, en estos espacios se conservan caminos prehispánicos, un paisaje alto-andino fascinante y, fundamentalmente, recursos hídricos que provienen de nevados y están destinados para la provisión de agua dulce a un sector importante de la ciudad de La Paz y a la producción agrícola de la región.
Descendiendo a pie por los caminos precolombinos o por carretera, la magia de los bosques siempre húmedos se apodera de nuestros sentidos, una amplia biodiversidad invita a disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor.
Ya bajando a 1.300 m.s.n.m. con un ambiente subtropical, las especies de árboles, plantas, flores, mariposas y otros animales son abundantes, además de las características de bosques enraizados en pendientes, cañadones con ríos y cascadas que redistribuyen agua hacia las tierras bajas de Bolivia, permiten disfrutar de una singular ecoregión.
Actualidad del tema turismo en el PN ANMI Cotapata
El potencial turístico del PN y ANMI Cotapata genera múltiples oportunidades para operadores privados, empresas hoteleras y agencias de viaje; sin embargo, en la actualidad ninguna de estas actividades aporta al fortalecimiento del área protegida y a las comunidades locales.
Es imperante que el área protegida genere recursos propios a partir de mecanismos de recaudación como el Sistema de Cobros (SISCO), que consiste en un pequeño aporte de los turistas por el ingreso a las Áreas Protegidas Bolivianas. Del mismo modo, los grandes complejos hoteleros, operadoras privadas y otras actividades debieran contribuir al área protegida por sus operaciones, como compensación por el uso de las funciones ambientales y por sus consecuentes afectaciones a la naturaleza, etc.
Tras una ardua investigación periodística, verificación in situ y una amplia entrevista al guardaparque Teodoro Torrez Choque, se pudo evidenciar que el más importante camino precolombino del área protegida, El Choro, actualmente no está en buenas condiciones como consecuencia de la caída de dos importantes puentes que brindaban seguridad a los visitantes, “los turistas deben cruzar a través de algunas palizadas improvisadas con los respectivos riesgos que esto implica, por lo que a la fecha el ingreso de turistas disminuyó de manera considerable, situación agravada por el tema de la pandemia”, dijo.
De acuerdo al entrevistado, las mejores alternativas para activar el turismo responsable en el área protegida son tres: el camino de Sillutinkara y dos circuitos alternativos.
Caminata Sillutinkara (saca uñas)
El trekking de Sillutinkara se inicia cerca a la población de Unduavi y, debido a su belleza paisajística e infraestructura instalada en poblaciones como Sandillani y Chairo, posibilitaría la generación de recursos para el área protegida y potenciaría varios emprendimientos comunitarios.
Habilitar esta ruta permitiría la readecuación de áreas de camping, albergues comunitarios, fortalecería nuevamente la imagen turística del área protegida propiciando además la puesta en valor de recursos arqueológicos, culturales y naturales durante su recorrido.
Torrez señala que el potencial de la caminata de Sillutinkara es alto, sin embargo, se requieren efectuar trabajos de mantenimiento y rehabilitación de un puente cerca al río San Juan. Si bien no es un camino prehispánico principal en el área protegida, su belleza escénica y paisajística sumada a la relativamente buena conservación del empedrado lo convierten en una alternativa interesante para una aventura de tres días y dos noches, manifestó.
Circuito Chairo - Sandillani - Chairo
Descendiendo por el camino del Choro o por Sillutinkara, la parada obligatoria es la población de Sandillani, un lugar cuyo esplendor natural es incomparable y que fue por más de sesenta años el hogar del ermitaño japonés Tamiji Hanamura, cuyo legado como guardián de la naturaleza, guardaparque honorario y políglota logró desarrollar un modelo de agricultura, ejemplo para la región y otros confines del mundo.
Hanamura con sólo 18 años partió de su tierra natal, un nueve de septiembre de 1955 y se estableció en Sandillani, logrando construir un complejo ecológico con seis pisos en forma de terrazas alto-andinas, lagunas artificiales, áreas de camping, plantaciones, apicultura y un registro de aproximadamente 30 libros, de todos los turistas que transitaron la ruta en más de cincuenta años, constituyéndose en una impresionante fuente estadística del flujo de turistas en el área protegida, que a la fecha está en peligro de perderse debido al derrumbe de la cabaña y la falta de un adecuado archivo.
Hoy por hoy, la cabaña de Hanamura se perdió, así como su principal sueño que a su muerte su complejo se convierta en uno de los campamentos centrales del área protegida, en una entrevista efectuada al japonés en el año 2008 manifestó “Cuando muera quiero dejar estas tierras a los guardaparques porque hasta ahora me ayudan ellos”.
El circuito Chairo-Sandillani-Chairo, honraría la memoria de Hanamura, recuperaría la cabaña, áreas de camping, el complejo ecológico construido por el japonés, además de efectuar interpretación, indagación, observación de aves y generar ingresos para las comunidades y el área protegida.
Circuito Chairo – Tunquini
Como tercera opción Torrez señaló que “otra alternativa viable que tenemos sería efectuar un circuito de la población de Chairo hacia la Estación Biológica de Tunquini que por el momento no se encuentra en funcionamiento, sin embargo, en cuyo recorrido se podría hacer educación ambiental, fotografía, observación de aves y biodiversidad de la zona en un circuito corto pero con gran potencial para trabajos de indagación e interpretación ambiental, este emprendimiento también fortalecería y atraería el turismo para el área protegida, señaló el entrevistado.
El turismo responsable en el Parque Nacional y ANMI Cotapata es la clave para la autogestión, generar recursos propios e impulsar emprendimientos comunitarios a través de la participación de diferentes actores comprometidos con esta unidad de conservación, cuyo resultado propicie un viajero consciente de su actuación y aporte a la conservación de la Madre Naturaleza, disfrutando una aventura que deje una huella ecológica positiva y sobre todo, consciente de haber aportado al fortalecimiento del área protegida de carácter nacional más cercana a la Ciudad Maravilla en Bolivia.
Artículo producido en el marco del Proyecto “Fortaleciendo las Bases de Sostenibilidad Financiera del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Bolivia (SNAP) para la Consolidación de Procesos de Conservación”, implementado por FUNDESNAP bajo el patrocinio de la Fundación Gordon and Betty Moore.