Mientras en el resto del país las votaciones transcurrían en calma, la comunidad de Porvenir organizaba turnos: unas personas combatían los últimos focos del incendio, otras preparaban comida para las cuadrillas y algunas se encargaban de las mesas de votación.
Por: Raúl Pérez
San Ignacio de Velasco, Santa Cruz 19 octubre (ANA).- En otras partes del país, las familias aprovecharon el domingo electoral para salir en bicicleta, pasear por los parques o compartir un almuerzo. En la comunidad indígena Porvenir, en cambio, el día comenzó con humo, cansancio y olor a fuego.
Durante diez días consecutivos, los comunarios combatieron un incendio que se inició frente al área donde recolectan el asaí silvestre, su principal fuente de alimento y trabajo. Las llamas avanzaron hasta alcanzar el plan de manejo forestal que la comunidad cuida desde hace más de quince años.

Diez días de fuego
“Hace diez días fuimos afectados por los incendios que empezaron frente al plan de manejo de asaí”, relata Glenda Rivera, representante de Porvenir. “La comunidad reaccionó de inmediato con sus cuadrillas. Estuvieron trabajando día y noche, llevando agua desde el pueblo hacia las zonas de fuego, pero el incendio se amplió. Pedimos apoyo y no llegó a tiempo.”
El fuego comenzó en los primeros días de octubre. Las cuadrillas comunarias actuaron desde el primer momento, pero la falta de maquinaria y combustible limitó su capacidad de respuesta. Porvenir se encuentra a más de 700 kilómetros de Santa Cruz, una distancia que hizo casi imposible la llegada oportuna de ayuda.
“Después de cuatro o cinco días vinieron los militares del Regimiento Warnes —unos cuarenta soldados— y el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) llevó alimentos, pero ya era tarde. El fuego entró al plan de manejo”, recuerda Rivera.
Días después llegó el Servicio de Coordinación de Recursos de Emergencia Aérea (SECREA) con un helicóptero para sobrevolar la zona y confirmar la magnitud del daño: los palmares de palma real y parte del bosque de asaí habían sido consumidos por las llamas.
“El fuego de la palma real acabó con todo. El daño ha sido grande”, lamenta.
Rivera lamenta que, pese a la declaratoria de pausa ambiental vigente en el país, las normas no se cumplan en el territorio. “Muy poco caso hacen —dice—. Las autoridades tampoco ayudan inmediatamente.”
La dirigente asegura que en la zona del Bajo Paraguay hay empresas madereras y de otros rubros que siguen operando. “No sabemos de dónde se originó el fuego, pero sabemos que nosotros seguimos cuidando el bosque para conservar los recursos que nos dan trabajo y vida”, afirma.
El bosque como sustento y vida
El plan de manejo de Porvenir no es solo un documento técnico para la comunidad, es su modo de vida.
Un plan de manejo forestal organiza cómo la comunidad puede aprovechar los recursos del bosque sin destruirlo, en él se detalla qué cantidad de especies existentes, en qué zonas están, durante cuánto tiempo y con qué medidas de control y reforestación. también incluye la protección de áreas sensibles, la conservación de fuentes de agua y la participación de los comunarios en el cuidado y vigilancia del territorio. su objetivo es mantener el bosque en pie, garantizando que siga produciendo de forma sostenible para las generaciones futuras.
En abril de 2024, la Asociación de Productores del Bosque (APB) Porvenir recibió el primer certificado del Forest Stewardship Council (FSC) por el aprovechamiento de productos no maderables en Bolivia y Sudamérica. Este sello internacional reconoce que la comunidad maneja su bosque de manera responsable: cuida el asaí sin destruir los árboles, protege el agua y la fauna, y asegura beneficios sociales y económicos para sus habitantes.
Tener una certificación FSC significa que lo que se produce en Porvenir proviene de un bosque vivo y bien cuidado, y que el trabajo de la comunidad cumple estándares ambientales y sociales reconocidos en todo el mundo.
Durante quince años, hombres y mujeres trabajaron junto a la Asociación de Productores del Bosque (APB) para aprovechar los frutos del bosque sin destruirlo.
“El plan de manejo es como ponerle un candado al área para protegerla”, explica Rivera. “ la certificación avala que cuidamos nuestro bosque, por eso duele todo lo que pasa ahora.”
Más de 150 familias dependen del asaí silvestre, que se recolecta, se procesa y se comercializa de forma responsable.
“Son años de esfuerzo y organización. Verlo quemarse duele mucho”, dice con voz quebrada.
Votar entre humo y cenizas
El fuego no se apagó antes del domingo. La jornada electoral encontró a Porvenir entre el humo y la incertidumbre.
“Con una jornada electoral es diferente, se siente la tristeza y el desánimo, cuenta Rivera, «Estamos eligiendo autoridades, pero no sabemos si mañana nos van a escuchar cuando tengamos una emergencia.”
Mientras en el resto del país las votaciones transcurrían en calma, la comunidad de Porvenir organizaba turnos: unas personas combatían los últimos focos del incendio, otras preparaban comida para las cuadrillas y algunas se encargaban de las mesas de votación.

“Las señoras se encargan de los alimentos, hay responsables de cuadrillas y de insumos. Pero cuesta creer cuando ves pasar camiones con madera mientras el bosque se quema”, comenta.
Una campaña de ayuda para la comunidad

En medio de la emergencia, la comunidad impulsó una campaña solidaria con el apoyo de una organización aliada a las chiquitanas.
“Nos han estado ayudando con la campaña, sobre todo para la alimentación, el combustible y la salud de la gente que sigue en el fuego”, explica Rivera.
El propósito es reunir alimentos y recursos básicos para los comunarios y bomberos voluntarios que continúan día y noche en la zona afectada.
Un respiro corto
La noche previa a las elecciones, una lluvia ligera trajo alivio. “Ayudó a minimizar el fuego y limpió un poco el aire”, cuenta Rivera.
Pero el daño ya está hecho: el bosque quedó herido, el aire cargado de ceniza y la comunidad exhausta.
“Solo queremos que las autoridades recuerden que seguimos aquí, cuidando el bosque que nos da vida y trabajo.”
Porvenir votó entre humo y cenizas, demostrando que la democracia también se sostiene con las manos ennegrecidas por el fuego y la determinación de una comunidad que no se rinde,
Puede seguír la cronología de la comunidad de Asociación de Productores del Bosque – APB Porvenir en Facebook: facebook.com/apbporvenirbajoparagua
Y la campaña solidaria impulsada por Alas Chiquitanas Voluntarios: facebook.com/Alaschiquitanasvoluntarios
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