Por: Gabriela Lima Gorena/Cohabita
La Reserva de Sama, con sus bosques de altura y ríos caudalosos, abastece aproximadamente el 84% de agua al embalse de San Jacinto y mantiene la biodiversidad de zonas agrícolas y naturales.
Tarija, 9 noviembre (ANA).- Tarija, ubicada en el sur de Bolivia, destaca por su riqueza natural y cultural. Sus áreas protegidas, como la Reserva Biológica de Sama y la Reserva Nacional de Fauna y Flora Tariquía, conservan ecosistemas únicos que albergan especies endémicas y amenazadas, entre ellas el mirlo de agua, el loro pinero, el venado andino, entre otros.
Estos espacios no solo protegen la biodiversidad, sino que también garantizan servicios vitales para la población, como agua limpia, y espacios para la recreación y el turismo responsable.
La Reserva de Sama, con sus bosques de altura y ríos caudalosos, abastece aproximadamente el 84% de agua al embalse de San Jacinto y mantiene la biodiversidad de zonas agrícolas y naturales.
Tariquía, por su parte, funciona como refugio para grandes mamíferos y aves emblemáticas, siendo clave para la conectividad ecológica en el Chaco y los bosques tucumanos.
Sin embargo, estas áreas enfrentan múltiples amenazas: la expansión de la frontera agrícola, la deforestación, exploración hidrocarburífera, tráfico ilegal, entre otros.
Frente a ello, es fundamental fortalecer el trabajo de los guardaparques, quienes actualmente operan con recursos limitados, involucrar y coordinar con las comunidades locales la implementación de programas serios de monitoreo, seguimiento y control de las áreas protegidas.
Además, la interpretación científica de los datos y hallazgos ecológicos se vuelve esencial para orientar decisiones de conservación efectivas.

El futuro de Tarija depende de equilibrar desarrollo y conservación, promover soluciones basadas en la naturaleza, logrando economías sostenibles, que a su vez permitan visibilizar la riqueza natural y cultural de las comunidades son pasos necesarios para asegurar que estas áreas sigan siendo refugio de vida y conocimiento para las próximas generaciones.
Es urgente asumir una visión que reconozca el valor fundamental y estratégico de los bosques y cuencas de Tarija, principalmente para la provisión de agua y la conservación de la biodiversidad.

Fortalecer la gestión participativa, invertir en conservación científica y empoderar a las comunidades locales no solo permitirá enfrentar las múltiples amenazas, sino también consolidar un modelo de desarrollo que armonice la protección ambiental con el bienestar social. Tarija tiene en sus paisajes y su gente la oportunidad de liderar un camino hacia un futuro sustentable y resiliente.
Esta nota de prensa fue realizada en el marco del proyecto “Procesos de incidencia para el fortalecimiento de políticas ambientales y de conservación en áreas protegidas y ecosistemas estratégicos de Bolivia” implementado por Lidema y las plataformas departamentales por las áreas protegidas y ecosistemas estratégicos, con el apoyo de WWF, WCS y Fundesnap.
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