En el marco de las Plataformas por la Conservación de las Áreas Protegidas y los Ecosistemas Estratégicos, LIDEMA, WWF, WCS y FUNDESNAP, se realizó un curso – taller, para analizar la situación nacional, principales impactos, amenazas, y oportunidades para la conservación.
La Paz, 11 de octubre (ANA).- La gran diversidad de altitudes en Bolivia, que van desde cerca de los 90 metros en el oriente y en la Amazonía, hasta el pico más alto del país, el Nevado Sajama, con 6.542 metros sobre el nivel del mar, albergan tierras de paisajes exóticos que atesoran riquezas naturales y culturales inmensas en sus ecosistemas diversos, resultado de su historia y ubicación geográfica, a pesar de esto se encuentran en constante peligro, por eso urge conservar la naturaleza.
Este fue el mensaje principal del curso – taller «Fortalecimiento de competencias para la incidencia en políticas ambientales y de conservación en Bolivia” dirigido a periodistas y comunicadores.
La actividad se realizó, de manera virtual, en el marco de las Plataformas por la Conservación de las Áreas Protegidas y los Ecosistemas Estratégicos y fue coordinada por la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema) con el apoyo del Fondo Mundial para la Naturaleza por sus siglas en inglés (WWF), WildlifeConservationSociety (WCS) y la Fundación para el Desarrollo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Fundesnap).
Jenny Gruenberger, asesora estratégica de Lidema habló de conceptos clave como ambiente, biodiversidad, conservación, áreas protegidas, sitios Ramsar y otras unidades de conservación de la biodiversidad, cambio climático, derechos y justicia ambiental, así como zonas de sacrificio ambiental.
Samuel Sangüesa Pardo, director del diseño Proyecto de Financiamiento para Permanencia (PFP) WWF Bolivia, trató los “Compromisos internacionales: ODS, el Marco Mundial para la Diversidad Biológica Kunming-Montreal, su meta 30×30”.
Marco Octavio Rivera investigador de Lidema, expuso la “Situación nacional: principales impactos en curso y amenazas, y oportunidades para la conservación y la sustentabilidad”.
Óscar Loayza Cossío, subdirector del Programa de Conservación Paisaje Madidi, coordinador de Gestión Territorial Integral abordó sobre la importancia de las áreas protegidas en el desafío de la conservación y uso sustentable de la biodiversidad y agrobiodiversidad.

Ruth Alípaz, dirigente de la Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas y Áreas Protegidas (Contiocap), cerró el curso – taller con “El rol y aporte de los pueblos indígenas, y de sus saberes en la conservación y uso sustentable de la biodiversidad”.
La naturaleza no aguanta más

“La naturaleza ya no puede aguantar más”, expresó la lideresauchupiamona, Ruth Alipaz, a tiempo de hacer un llamado a conservar la naturaleza, la biodiversidad, los ecosistemas y las áreas protegidas. Su testimonio emocionó, y fue muy valorado por los participantes. Remarcó que los pueblos indígenas son quienes protegen estos territorios.
“Y lo que nosotros venimos cuidando y protegiendo, no solo es para nosotros, pero también es para el país. Bueno, en otras visiones de vida”, dijo.
A propósito, durante la inauguración del evento la presidenta del Directorio de Lidema, Magdalena Medrano, hizo notar la importancia de avanzar hacia la “sustentabilidad a través de espacios inclusivos, de innovación y acción destinados a prevenir el deterioro ambiental y fortalecer las resiliencias frente al cambio climático, incidiendo en la conservación de la naturaleza”.
A su turno, durante la presentación de las plataformas y los productos del proyecto, Mariel Guerra Tapia, de la Sociedad Potosina de Ecología, explicó que el objetivo del proyecto es el de visibilizar y evidenciar la importancia fundamental de conservar las áreas protegidas y ecosistemas estratégicos de Bolivia, “como condición indispensable para garantizar el derecho de las presentes y futuras generaciones, además de otros seres vivos, a un ambiente saludable, protegido y equilibrado a través del cumplimiento de la meta 30×30 del marco global de la diversidad biológica”.

Gruenberger precisó que el “ambiente comprenden el conjunto de elementos naturales y artificiales, porque también las ciudades son parte del ambiente e interactúan en un espacio y tiempo determinado, condicionando la vida en todas sus expresiones”.
Óscar Loayza resaltó que la extensión de Bolivia abarca un 0.2% de las superficies de la tierra. “Pero en ese 0.2, estamos protegiendo más o menos un 3.5% de toda la superficie boscosa del mundo”, destacó.
Detalló que se tiene alrededor de un 55% de toda la biodiversidad que hay en el planeta. “Imagínense esto, es una pequeña superficie, pero alberga más de la mitad de todas las especies que existen en el mundo”, aunque esto es utilizado como una mera careta del gobierno, que en los hechos tiene poca incidencia”, sostuvo.
Además,están los humedales altoandinos, lagos, salares, que realmente le dan una serie de características al país que lo hacen tan heterogéneo dentro la naturaleza.
Loayza apuntó que más o menos el 50% de los biomas que existen en el país son bosques entre amazónico, andino, interandino, un 25% son sabanas, un 15% de punas y solo un 1 % de nuestros territorios son humedales.

Sin gestión ambiental efectiva
Marco Octavio Rivera investigador de Lidema dijo que, por muchas razones, “no hay gestión ambiental efectiva, no hay oficinas que realicen una atención en el tema de protección de áreas protegidas”, a pesar que Bolivia es un país megadiverso.
Remarcó que “más de un 70% de la biodiversidad de Bolivia está legalmente protegida, en mapas y normas establecidas, relacionados con las áreas protegidas, Sitios RAMSAR, reservas forestales u otro tipo de unidades que contemplan medidas de protección de la biodiversidad, como los territorios indígenas, pero que solo el 19,77% de esa biodiversidad tiene efectivas medidas de conservación.
Amenazas y ecoturismo
Ruth AlipazCuquide la Contiocap, dijo que los pueblos indígenas de la Amazonía resistieron a la construcción de hidroeléctricas Bala-Chepete, las exploraciones petroleras en la Reserva de Flora y Fauna Tariquía, en el Parque Nacional Carrasco, las plantaciones de coca. También están la actividad forestal, la minería y el narcotráfico.

“Hemos enfrentado al poder estatal, al poder a la imagen blindada internacionalmente de un gobierno (de Evo Morales) que se decía indígena y un gobierno que era declarado héroe en organismos internacionales por la protección de la Madre Tierra”, subrayó.
Sobre este mismo aspecto, Loayza señaló que la explotación de recursos no renovables, como hidrocarburos o minería, el manejo insostenible de recursos renovables como la madera, son amenazas globales identificadas.
“Pero tal vez el peor, sin duda es el tema de la actividad minera, el caso más preocupante es el de Apolobamba, donde hay casi 4.100 asignaciones mineras en el área protegida “y más o menos cerca de la mitad de estas están en operación”, subrayó el experto.
En el caso de la minería ilegal en el parque Madidi, antes de la creación del área protegida ya operaban en este sector; pero no han podido demostrar que tienen un derecho preconstituido. Se identificó a 44 actividades similares ilegales.

Entre tanto, Samuel Sangüesa hizo notar que hay una relación directa entre la pérdida de la biodiversidad y el cambio climático.“Hay extremos climáticos, como las olas de calor, las sequías, las inundaciones, que afectan a la biodiversidad y son impactos del clima”, agregó
En ese marco, los expositores coincidieron que el ecoturismo está muy abandonado a pesar de ser una forma efectiva de conservar las áreas protegidas y otros ecosistemas de importancia.
Como ejemplo está el proyecto SadiriLodge que está en el ingreso del Parque Nacional Madidi. En el plazo inmediato, siendo una iniciativa económica de la gente del Pueblo Indígena San José de Uchupiamonas, su finalidad es cumplir con la misión de salvar un área de bosque cuya exuberante riqueza natural pone en amenaza su propia existencia, según Ruth Alípaz.

A esto se puede sumar el manejo de la vida silvestre en áreas protegidas como la vicuña, el lagarto, el café de los bosques que son de beneficio económico para las comunidades indígenas y ayudan a la conservación.
Bolivia tiene una gran oportunidad de orientarse hacia un desarrollo que no solamente genere recursos económicos para las comunidades locales con el turismo o el aprovechamiento sustentable de la vida silvestre, sino que también para conservar su invaluable riqueza cultural y natural.
Las investigaciones presentadas en el curso-taller, demuestran que invertir en iniciativas que respetan la biodiversidad y promueven el bienestar colectivo no es solo una decisión ética, sino una mejor estrategia de desarrollo integral para el paísy a más largo plazo.
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