Por: Verónica Stella Tejerina Vargas*
La Paz, 8 octubre (ANA).- Bolivia es sin lugar a dudas, una tierra singular por su inmensa riqueza natural y sus exuberantes destinos turísticos. En su amplia extensión se puede identific ar 205 ecosistemas distintos, agrupados en siete biomas: Amazonía, Andes, Valles, Chaco, chiquitano, Pantanal y Tucumano-boliviano. Por tanto, es nuestra singularidad territorial la que nos ha posicionado en el foco internacional, ubicándonos entre los 15 mejores destinos turísticos del mundo, según la cadena de noticias BBC de Londres en este 2025.
A su vez, estamos en la categoría de países mega diversos por nuestro patrimonio en especies de aves, mamíferos y plantas. Así también, tenemos especies endémicas, es decir, que sólo se encuentran en nuestra distintiva geografía y no en otras zonas del mundo; haciendo de la visita turística a lo largo y ancho de nuestra tierra una experiencia indeleble, irrepetible y valiosa.
Los inigualables lugares que ostentamos no sólo son nuestro hogar, sino también el hábitat de diversas especies con las que compartimos espacio y tiempo, las cuales deben ser preservadas y protegidas. Nuestros atractivos turísticos con toda su biodiversidad son únicos en el mundo, como el Salar de Uyuni con sus 10,582 kilómetros cuadrados en el departamento de Potosí, o el lago navegable más alto del mundo, el Lago Titicaca a 3.812 msnm. en el departamento de La Paz; y muchas otras rutas poco exploradas que, en los últimos años, cobran visibilidad y relevancia.
El Palmar, singularidad turística en constante crecimiento
Uno de los exclusivos lugares en el mundo que está cobrando notabilidad como santuario en biodiversidad es El Palmar; un Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) y reserva natural insuperable en el planeta por sus bosques de palmera janchicoco, así como también por la presencia del oso jucumari, la paraba de frente roja, el puma, el oso hormiguero y sus lugares para el avistamiento de cóndores.
El Palmar cuenta con una extensión de 59.484 hectáreas (595 Km2) ubicados en el municipio de Presto en el departamento de Chuquisaca- Bolivia, a cuatro horas de viaje desde Sucre. Esta área protegida fue creada el 20 de mayo de 1997, mediante decreto supremo 24623. Asimismo, fue presentada como destino turístico en el año 2019. Desde entonces su constante crecimiento y mejoras han sorprendido por las ofertas de albergue, alimentación con los productos del lugar, artesanías y, por supuesto, por sus llamativos circuitos turísticos:
a) Caminata a Yana Q’ocha
b) Caminata a K´ala Rumi
c) Caminata al cañón Misión
d) Caminata al mirador Cóndor Bañana.
Palmera Janchicoco (Parajubaea torallyi), fruto generoso y preciado
La presencia y personaje principal de esta experiencia turística es la palmera janchicoco, que es la estrella del lugar. Cual sereno centinela se yergue majestuosa en solitario o en grupo, al compás del viento que mece sus hojas para observar a los visitantes que llegan para conocer y apreciar sus múltiples bondades. Sus frutos no sólo alimentan al oso jucumari, a las parabas o a los cóndores; sino también brindan sustento a las comunidades y a los turistas. Así, gracias al Centro de Transformación El Palmar que produce galletas, alfajores, chocolates y deliciosos refrescos tenemos una vivencia gastronómica que nos acerca a la calidad de sabores en base al manjar preciado y cuyo nombre en quechua: “janchicoco”, significa coco áspero.

Un dato relevante identifica al Palmar como reservorio mundial de esta clase de palmera, presente únicamente en nuestro país, en los valles secos interandinos de los departamentos de Chuquisaca y Potosí. Janchicoco crece a grandes alturas entre los 2.400 y los 3.400 msnm. alcanzando tamaños que oscilan entre los 28 a 30 metros de altura. Esta peculiar especie y su maná preciado es la raíz e hilo conductor que aglutina el eco-turismo sostenible, comprometido y comunitario de la zona, y de las comunidades aledañas. Los habitantes han decidido apostar por una economía basada en la conservación y transformación de los tesoros naturales existentes; reescribiendo su historia, orientada al desarrollo integral de todos sus habitantes.
Patrimonio cultural del Palmar: cultura yampara
Si bien El Palmar impacta por sus paisajes y la importante fauna que alberga, otro de sus llamativos atractivos, presente en cada rincón del lugar, es su patrimonio cultural. Esta riqueza ha sido incorporada en toda la vivencia turística ofertada a los visitantes.

La cultura Yampara se asienta en las provincias de Tarabuco y Presto desplegando su fuerza a través de los tejidos de sus vestimentas, de su lengua quechua, su particular música y su saber hacer, traducida en su habilidad gastronómica y artesanal. Grandes y pequeños llevan con orgullo sus atuendos tradicionales que engalanan y compiten sanamente con los ropajes de la naturaleza. Esta presencia cultural y lingüística hace del circuito de El Palmar una experiencia rica en matices y raíces auténticas. Y es que esa convivencia natural y cotidiana nos acerca a la historia de estos parajes que han sabido adaptarse a los cambios, sin disolver sus costumbres, preservando su identidad y legado
Caminata a Yana Q’ocha y K’ala Rumi, ejemplos de turismo sostenible
El Palmar cuenta con cuatro circuitos bien establecidos, a los que se accede caminando: Yana Q’ocha, K´ala Rumi, cañón Misión y mirador Cóndor Bañana. Sin embargo, si se va en grupo numeroso para quedarse por una noche la mejor opción es escoger dos de ellos. El ingreso a esta área protegida con sus atractivos tiene un costo de Bs 10 para estudiantes, Bs 30 para turistas nacionales y Bs 100 para turistas extranjeros. La capacitación de los guías locales es fundamental, cada grupo de ocho personas cuenta con las explicaciones y todo el conocimiento del guía encargado, el responsable de brindar una experiencia completa y segura.
Nuestro guía, de nombre Santos, especialista en plantas medicinales hizo de nuestro recorrido un verdadero aprendizaje a cada paso, como nos explicó: “Esta zona es rica en plantas medicinales para curar el estómago, la matriz, la fiebre, el dolor de cabeza, hay que saber identificar. Yo conozco mucho de plantas medicinales porque mis padres me han enseñado ellos curan con plantas. Aquí la palmera janchicoco es el sustento de los animales, los osos jucumaris ayudan a dispersar los frutos. Les voy a hacer probar el fruto fresco para que ustedes sepan y puedan apreciar el sabor y la forma. No pueden llevarse ningún fruto de recuerdo, está prohibido.” Con diligencia Santos se inclina para recoger varios frutos, una especie de cocos pequeños, que caben en la palma de la mano; ayudado con una piedra rompe la cáscara y nos acerca una especie de almendra pequeña para observarla, sentirla y degustarla. Un experimento nuevo para cada uno de nosotros, viajeros satisfechos que nos integramos con el generoso y preciado fruto que nos revela su sabor y sus secretos.

Desde el inicio del recorrido, Santos fue muy generoso en sus explicaciones para despertar nuestra curiosidad e interés, logrando que apreciemos el entorno a través de nuestros sentidos. Así, nos hizo detener frente a un ejemplar de janchicoco para comentarnos: “Para conocer la edad de cada palmera lo que tenemos que hacer es observar las marcas o cicatrices circulares que lleva en su tronco, cada marca está separada una de otra, cada marca representa los años de crecimiento, ahora vamos a contar cuantas marcas tiene esta, 10, 20. 40. 50. 60 años, ¿vieron? No es difícil.”
Las explicaciones del guía fueron importantes para mirar el paisaje con otros ojos, sus esclarecimientos nos despertaron la consciencia, el aprendizaje y la valoración. Cada palabra nos hizo considerar este paradisíaco entorno, sintiéndonos afortunados por este portento natural, área protegida, en nuestra hermosa Bolivia.
Caminata a Yana Q’ocha – Laguna negra
El sendero para llegar a Yana Q’ocha, en quechua, o Laguna negra en español, es toda una aventura. Este es un camino empedrado, muy bien conservado por el que se accede a varios miradores desde donde se aprecia los tupidos bosques de palmera janchicoco en todo su esplendor. Los desniveles en el sendero son frecuentes, demandando el esfuerzo en algunos tramos. Santos nos comenta que él mismo ha trabajado arduamente para mejorar los trechos del empedrado: “Este sector lo he trabajado con mis propias manos y la ayuda de mi familia, hemos contribuido, y todas las personas de la comunidad han ayudado, este camino es el resultado del trabajo de todos.”
El trabajo en equipo dio sus frutos, ya que el camino es muy disfrutable por sus sectores de descanso, desde los cuales se puede acceder a hermosas e impactantes fotografías panorámicas. Después de dos horas y media de marcha es que se llega a Yana Q’ocha, una doble cascada de aguas turbias, que le dan significado a su nombre. Estas cascadas están resguardadas por piedras peculiares de formas escalonadas y cavernosas.
En Yana Q´ocha se encuentran dos pozas. La primera, la más grande, de mediana profundidad donde los visitantes pueden refrescarse tranquilamente. Para acceder a la segunda poza se debe hacer un ascenso corto y pasar, con mucho cuidado, por un sendero angosto. Este lugar es llamativo por su diseño, Santos nos compartió algunos de los relatos sobre este lugar: “Esta poza (la superior) es profunda, tiene unos ocho metros, pocos se animan a sumergirse, antes no se podía nadar aquí, cuando no era lugar turístico, era un lugar sagrado. Antiguamente la gente venía hasta aquí, por sus aguas milagrosas y sanadoras. Se decía que estas aguas tenían el poder de curar enfermedades mentales, o penas profundas. Su forma es como de una olla, el agua la ha moldeado porque sale como remolino y da vueltas en espiral.”
De esta manera, luego de la llamativa explicación de nuestro guía, varias personas del grupo pidieron ser rociadas con un poco de esta “agua milagrosa”, demandando salud, prosperidad y que nos vaya bien en nuestras vidas. De esta forma, Santos atendió nuestra solicitud con prontitud y solemnidad. Yana Q´ocha nos permitió una convivencia en total disfrute, de principio a fin, conocer sus historias y ser parte viva de sus tradiciones; atesorando la información compartida; para luego, ver como los más valientes se animan a sumergirse en ambas pozas venciendo el temor a las profundidades.
Caminata a K´ala Rumi o piedra pelada
Otro de los destinos que nos proporcionó renovados paisajes es el recorrido a K’ala Rumi, en quechua, o “Piedra pelada” en español. Aquí, el protagonismo de las cascadas y las palmeras de janchicoco dan paso a lo pétreo, a través de la formación de un peñasco de unos 60 metros de altura que sobresale llamativamente. Desde lejos se observa el destino a ser alcanzado. K’ala Rumi es un mirador natural al que se accede escalando con cuidado; para llegar a la cima. No es necesario equipo especializado, basta con seguir lentamente las protuberancias de la piedra que nos permiten asirnos o colocar con firmeza los pies. En la cima se tiene una vista de 360 grados donde el firmamento, las palmeras distantes, los tonos ocres y verdosos pintan un verdadero cuadro que se graba en nuestra memoria.

Petroglifos en la zona de K’ala Rumi. Fotos: Verónica Stella Tejerina Vargas.
Finalmente, otro de los atractivos pétreos que se puede apreciar frente a K´ala Rumi es una formación geológica horizontal que muestra petroglifos y nidos de cóndores. En esta roca las palmeras de janchicoco han crecido caprichosas incrustándose en la piedra, como dejando en claro su necesidad por la atención visual del lugar. Ambas, palmeras y roca son combinaciones interesantes y pintorescas que nos embelesan por su armonía y misteriosa comunión.
Asimismo, pese a no visitar los otros dos circuitos restantes: cañón Misión, donde se puede acceder a otras cascadas y pozas refrescantes, o llegar al mirador Cóndor Bañana, donde se pueden apreciar grupos de varios cóndores que se reúnen para tomar el sol, nos vamos satisfechos; con el claro objetivo de regresar en un futuro cercano y completar estas rutas. El Palmar y sus tesoros nos dejan una sensación de plenitud, también la certeza de haber conocido un ejemplo efectivo de turismo responsable, donde se hacen bien las cosas, y donde se genera bienestar integral para todos sus habitantes. El Palmar es, innegablemente, un reservorio mundial en biodiversidad, cultura y turismo sostenible que debe ser visitado, difundido y valorado.
Mgr. Educación Intercultural Bilingüe (EIB)*
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