La organización sin fines de lucro apostó en el último tiempo al enfoque de sostenibilidad ambiental y la resiliencia a la adaptación al cambio climático, dentro de su trabajo multidimensional que tuvo un impacto directo sobre 340 mil beneficiarios.
La Paz-Cochabamba 25 junio (ANA).- ChildFund Internacional en Bolivia cumple 45 años de trabajo a favor de la infancia, adolescencia y juventud en situación de vulnerabilidad. Con 340 mil beneficiados directos y casi 1 millón de indirectos anuales, la organización sin fines de lucro se ha desafiado la incorporación del enfoque ambiental y la adaptación y resiliencia al cambio climático en su trabajo de abordaje multidimensional.
Los programas ejes de la institución comprenden diferentes grupos etarios: entre los cero y cinco años cubierto por el programa “Creciendo Contigo”; entre 6 y 14 años con “Niñez Segura y Protegida”; entre los 8 y 18 años con “Me Quiero, Me Cuido”, y entre 16 y 24 años el programa “Participación Cívica, Transformación y oportunidades” denominada PACTO.
“Es importante contar con un contexto más global e integral porque estamos transitando en un cambio importante estratégico; vamos a seguir trabajando con sectores con los cuales hemos estado trabajando como salud, educación, protección de los derechos, pero también necesitamos mirar otras problemáticas que están afectando en gran medida a la niñez, adolescencia y a la juventud como son los desafíos ambientales, desafíos climáticos que tiene el país”, afirma Ximena Loza, directora País de ChildFund a ANA.

Resiliencia y adaptación a los eventos climáticos
Desde hace cinco años, y a través de los cuatro programas, explica Loza, se beneficia no solo un niño patrocinado; sino también a toda la comunidad, y las acciones se implementan a través de los centros de salud, establecimientos educativos, la comunidad, el municipio, entre otros aliados.
“Vamos a continuar con protección, que son prevención de las violencias jerárquicas entre pares, machismos de género, vamos a entrar fuertemente en medios de vida sostenible, que de alguna manera ya lo hacíamos a través del programa Pacto con Jóvenes en Empleabilidad y Emprendedurismo, solamente que vamos a ser mucho más concentrados en esos dos temas”, explica.
Al mismo tiempo indica que se ingresará fuertemente en el tema de sostenibilidad, adaptación y resiliencia a eventos extremos y al cambio climático a través de educación ambiental.
“Vamos a priorizar la respuesta humanitaria como son la protección (niñez, adolescencia y juventud), medios de vida, sostenibilidad y respuesta humanitaria,son las que concentran mayores recursos de subvenciones”, señala.
Loza explica que a la luz de lo que acontece a nivel global y el comportamiento de los fondos de patrocinio, se ha determinado que en las Américas, ChildFund probablemente continuará con los cuatro programas, pero mucho más enfocados en temas clave.

“En este momento tenemos algunos grants (fondos no reembolsables) hemos ganado un concurso, hemos ganado el Risk Award, que lo da el Departamento de Reducción de Riesgos de Desastres de las Naciones Unidas, y nuestra propuesta de Bolivia ha sido la ganadora entre 521 propuestas alrededor del mundo”, destaca.
El premio fue entregado en Ginebra en el marco de la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres 2025, organizada por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) y la Munich Re Foundation.
“Nuestro proyecto va a empezar el primero de julio y básicamente generará capacidades en las escuelas del territorio indígena de Monteverde en la Chiquitanía, para que estas escuelas puedan seguir operando frente a diferentes eventos climáticos o desafíos climáticos o ambientales, básicamente los incendios forestales”, señala la directora.
Loza recuerda que las comunidades indígenas han sido desplazadas de sus territorios, las escuelas tuvieron que cerrar por un mes las clases, es decir un mes de vacación forzada.

“Nuestra propuesta plantea generar capacidades en reducción de riesgos de desastres en ocho escuelas indígenas, para que puedan garantizar la continuidad educativa durante diferentes eventos climáticos, y estos planes de reducción de riesgos de desastres que vamos a crear en cada escuela van a rescatar un poco del conocimiento y de los saberes ancestrales combinándolos con nuevas tecnologías de bajo costo”, explica.
De hecho ChilFund llevó adelante una reunión de planificación con sus aliados en la ciudad de Cochabamba que contó con la participación de especialistas en temas: económico, social, de derechos y género y ambientales, en el propósito de fortalecer el trabajo multidimensional.
Basada en algunos estudios, apunta que el impacto del cambio climático en la pobreza multidimensional es real y hay que abordarla de manera integral.
“Acabamos, sin embargo, de trabajar una agenda de sostenibilidad con los jóvenes del cuarto programa: Pacto, ellos acaban de diseñar una agenda de sostenibilidad de los jóvenes que participan en los programas de ChildFund para mirar cuáles son los desafíos ambientales, climáticos y cuáles son sus soluciones”.
Los primeros auxilios psicológicos han estado orientados a priorizar la salud mental de la niñez, adolescencia y juventud afectada por diferentes eventos climáticos que tienen un impacto bastante fuerte en la salud emocional y mental de quienes pierden sus viviendas, no pueden ir a clases o son desplazados de sus territorios
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