Y aún proyecta subir a otras montañas, hacer más cumbres, tanto en los nevados de la cordillera de Los Andes como en otras montañas, y es que la mejor forma de proteger la naturaleza es conviviendo con ella, estando ahí arriba
La Paz, abril de 2024 (ANA).- Quizá parezca muy difícil que un niño pequeño pueda llegar escalando a la cima de una montaña, pero en realidad no es así, en vez del celular y los juegos virtuales, Aldair, un chicuelo de cinco años, prefirió hacer cima en el Acotango, un nevado de carácter volcánico, a más de 6 mil metros de altura.
El Acotango es un estratovolcán que se encuentra en la frontera entre Bolivia y Chile, precisamente hacia el sur de otro titán andino, el imponente Sajama, que es parte de la provincia orureña del mismo nombre.
Entre otros nevados y dos áreas protegidas
Está flanqueado a ambos lados por el Humarata (5730) y el Capurata (5990), que forman los Tres Hermanos, también conocidos como los nevados de Quimsachata.
Si bien el ascenso de Aldair al Acotango, el reciente sábado 20 de abril, fue realizado conjuntamente a sus padres, pues la familia reside en la población de Sajama, no es la primera montaña a la que asciende, ya que a los dos años lo llevaron al Humarata.
Dos áreas protegidas albergan al sector, el parque nacional Sajama, en el lado boliviano y el parque nacional Lauca, en el lado chileno.
“Alguna vez me gustaría ir con mis amigos, yo y mi papá les tendríamos que guiar, mi papá a sus amigos y yo a mis amigos…puedo indicarles…”, reflexionó el novel montañista.
Y no deja de ser destacable que el niño que coronó esa cima, además de dedicar el logro a sus padres y a sus amigos, haya hecho ondear la tricolor nacional mientras gritaba ¡Viva Bolivia! con los blancos glaciares como alfombra y el cielo azul con nubes algodonosas de fondo.
Cinco horas hasta la cima
Fueron cinco horas de caminata desde las 4 de la mañana, eso sí, no se trató de una marcha exigente en cuanto a subir apresurados, fue precisamente por ello, pese al cansancio del niño, que lograron hacer cumbre.
Con algunos descansos, algo de refrigerio y agua, que nunca deben faltar, consiguieron arribar a la cima alrededor media mañana.
Afortunadamente en esta época la nieve de los glaciares está más compacta y con el equipo apropiado es más accesible el ascenso, ya que los pies no se hunden en la nieve y tampoco hay riesgo de avalanchas por el sector.