Para las indígenas tacanas la tierra es la fuente de vida, un regalo del creador que nutre, sustenta, enseña como una madre y la veneran como tal.
Redacción e imágenes
Ana María Oblitas, periodista de Rurrenabaque
Mantener la biodiversidad sin cambiar sus prácticas culturales desde tiempos ancestrales, es más que una tarea, es un compromiso heredado cuando se trata del área de manejo integrado Madidi, ubicado en el municipio de San Buenaventura norte amazónico del departamento de la Paz.
Hablar de las mujeres indígenas tacanas, en su relación con la naturaleza, es fundamental, ya que la mayor parte de la biodiversidad del mundo se encuentra en los territorios de pueblos indígenas y más de mil millones y medio de personas depende de los bosques, para satisfacer necesidades diarias como el aire que respiramos, los alimentos que consumimos, el agua, la medicina tradicional, etc.
Las tareas del cuidado de la naturaleza normalmente han sido asignadas a través del tiempo a las mujeres tacanas, esto ha permitido que tengan una relación íntima y estrecha con ella.
Es desde esa mirada que las mujeres tacanas, como Daniela Mamio de la comunidad de Capaina, buscan contribuir a la purificación del aire a través de la implementación de la siembra de plantines de cacao en sus parcelas.
Cacao, oxígeno y pureza
Son doce mujeres que implementan este proceso de recolección de sus frutos para comercializar las famosas pastas de chocolate 100% ecológicas. Éstas son elaboradas de manera artesanal y natural, contribuyendo al bienestar y al desarrollo sostenible de su comunidad como al mantenimiento del ecosistema, la diversidad biológica y los recursos naturales del sector.
Así nos explica Daniela Mamio; “El rol de la mujer en el caso del cacao, tenemos la
función de hacer la pasta del chocolate, estamos en la implementación de plantines para no depredar el bosque, teniendo plantines de cacao para la implementación y cuidar el ecosistema en parcelas agroforestales y después convertirla en una pasta para el autoconsumo y para la comercialización”.
“La función que cumple el cacao en el medio ambiente es muy importante para nosotras, porque nos genera oxígeno y tenemos un aire puro que respiramos, las hojas del cacao absorben la contaminación del medio ambiente y todo lo que es malo lo absorbe, para que podamos respirar un aire puro”, finaliza Daniela.
Las mujeres indígenas tienen un papel clave dentro de sus pueblos en lo que se refiere a la transmisión intergeneracional de sus tradiciones, mitos, leyendas, filosofía de vida en el manejo de los recursos naturales, teniendo un triple rol: de madre, esposa y líder, así lo manifiesta Yassira Cartagena, en la siguiente entrevista.
“Aprendíamos a pescar, a cazar desde que nacimos, los que crecimos en la selva compartíamos las inquietudes que nuestros papás nos enseñaban, también íbamos en grupo a recolectar frutos silvestres como el majo y el asaí, porque nosotras como niñas tacanas hemos aprendido a cuidar las guaguas, a los hermanitos menores, peor si éramos hermanas mayores. Así nos van preparando en el cuidado de nuestros hermanos para ser buenas mamás, buenas personas dentro la familia, cómo poder lidiar con nuestros hijos, nuestros esposos, esa era la meta que se trazaban los padres; para nosotras poder tener esa visión que nos permita criar a la siguiente generación o cuando nos tocase ya salir de casa”.
En las comunidades indígenas hay equidad de género
“El corregidor o el cacique hacían reuniones entre ellos, solamente los varones tenían voz y voto, porque no había una mamá que le llamaban ellos, entonces eso nos hacían creer ellos; que podía ser así, pero con el paso del tiempo de generación en generación han ido cambiando las cosas y ahora somos líderes en nuestras familias, en nuestras comunidades, incluso a nivel nacional; yo creo que las mujeres ya tenemos voz y voto, al menos en las comunidades o pueblos indígenas, también se da la equidad de género hoy en día”, concluye.
Toda esa actitud le ha permitido a Yassira Cartagena abrirse camino, sobrepasando adversidades, con el único ímpetu de promover sus raíces y tradiciones tacanas, declarándose a corazón abierto amante incondicional de la naturaleza y firme vigilante de su bienestar, viendo la actividad turística como una oportunidad de desarrollar el eco – etnoturismo, un paquete muy singular que es llamado “marimonear”, donde no solo nos cuenta, sino nos demuestra cómo las personas se comunicaban a través de sonidos en la selva.
“Siendo medios de comunicación entre las tacanas los aullidos, sonidos de animales y golpes que indican peligro, estoy aquí, como tres golpes con un tronco que significa que se ha perdido y no puede regresar”.
La lucha por la conservación cohesiona
Es con tanta pasión que Yassira Cartagena relata las historias de su pueblo tacana en el recorrido de las sendas que se encuentran dentro del Madidi que resulta casi imposible no rendirse ante tal seducción y majestuosidad, en un escenario de flores, árboles, animales, sonidos que, sin darse cuenta, uno cae perdidamente en la exquisitez y en manos de la madre naturaleza, haciendo que la mirada renazca desde lo más profundo del alma.
“No cabe duda que existe una pelea interna entre todos nosotros; la llamada evolución, modernismo, depredación suman y restan y en otras dividen, pero la lucha por la conservación también cohesiona independientemente de las dificultades”, tal es el caso de Daniela Mamio desde su comunidad de Capaina, con su proyecto de poblar con árboles de cacao y apoyar a la purificación del aire.
Por otra parte, nuestra amiga Yassira Cartagena que está detrás de proyectos como la farmacia de medicina tradicional o un jardín botánico que permita hacer sostenible el uso y producción de frutos y hojas medicinales, continúa la lista de iniciativas que conseguirán multiplicar las oportunidades que permitan tener un conocimiento pleno de sus derechos y obligaciones con la conservación de nuestro hábitat, sin restar ni dividir sino multiplicar.
Vale sumarse a esta tarea, aún no es tarde por las generaciones que vendrán, todavía se está a tiempo de recuperar la esencia de vida, porque un pueblo sin cultura, sin tradiciones y sin respeto está condenado a su extinción.
Esta nota periodística fue realizada en el marco del proyecto “Fortalecimiento de las capacidades de comunicadores y periodistas para la conservación de la biodiversidad del Corredor Madidi-Pilón Lajas-Cotapata (MPLC)” implementado por la Asociación Boliviana Pro Defensa de la Naturaleza (Prodena), financiado por el Fondo de Alianzas para los Ecosistemas Críticos (CEPF) a través de Cernservación Amazónica –ACEAAA en Bolivia.