Cada tubo de espuma, además de los contaminantes al medio ambiente y agentes dañinos a la salud, contiene más de un 92 por ciento de agua…¿será que el remedio es peor que la enfermedad?
La Paz, febrero de 2024 (ANA).- Especialmente las calles aledañas al paso de las entradas carnavaleras terminan alfombradas bajo una capa de un blanco sucio y pegajoso… sí, se trata de residuos de la famosa espuma carnavalera, esa de diferentes marcas que casi en cada esquina venden a alrededor de Bs 10 cada tubo con aproximadamente 500 cm3 de contenido que genera daños, irritaciones y toneladas de basura, aunque según las autoridades, ello permite no derrochar agua.
Y es que jugar con uno de esos tubos de espuma, de acuerdo a investigaciones, equivale a quemar nada menos que once litros de gasolina. Cabe recordar que estos productos son un aerosol que contiene hidroclorofluorocarbono, uno de los principales enemigos del medio ambiente, porque contribuye a destruir la capa de ozono y a acentuar el calentamiento global. (El Deber, Santa Cruz, 13 de febrero).
La doble moral del mercado
Pero, es más, corroborando nuestras sospechas, siembre bajo el paraguas investigador de esa publicación cruceña, así como de otras investigaciones publicadas por más medios de prensa, fue posible enterarse que respecto a la elaboración de esos famosos envases que contienen la espuma carnavalera, los que generalmente son hechos de aluminio, se utilizan, para un kilo de ese material, 414 litros de agua. Se recuerda además que para producir un litro de petróleo se consumen 25 litros de agua.
“Ese discurso sobre la doble moral de un mercado industrial no estamos de acuerdo los ambientalistas, nosotros como ecologistas estamos en contra de todos estos productos que contienen químicos, son los aerosoles, el clorofluorocarbono, que es el principal agente dañino de nuestra atmósfera, de nuestro medio ambiente”, sentenció Pilar Espinoza, del colectivo Acción Ecológica.
Inclusive entre risas y gritos, niños y jóvenes se rocían con la espuma a poco menos de un metro y buscando ex profesamente partes de la piel descubiertas, como la cara y especialmente los ojos. Hasta ello han aprovechado algunos comerciantes que venden lentes de plástico y toallitas para limpiarse esas burbujas jabonosas.
“Y ahora como espuma química, qué trae según los entendidos, tanto médicos como especialistas, daños severos e infecciones, su composición química sí daña, por más que digan los comerciantes o nuestras autoridades que acreditan a ciertas firmas que no hace daño: irrita la piel, hay alergias, estos productos tóxicos en mayor o menor cantidad contienen plomo, y estos, por más que en partículas minúsculas dañan a la piel y a los ojos”, se refirió la ambientalista.
Desde afección a los ojos hasta cáncer e irritaciones
Es necesario considerar que el daño que a la salud provocan estos productos es susceptible a provocar conjuntivitis tóxica, es decir la inflamación del tejido conjuntivo y el enrojecimiento de los ojos debido al contacto con las sustancias altamente peligrosas que contiene la espuma de carnaval, ya sea que se la reciba de manera directa o al frotarse los ojos con residuos de la misma.
A ello se suma la erosión corneal, en tal caso el afectado siente mucho dolor porque hay un raspado de la córnea (tejido superficial del ojo) y experimenta visión borrosa por varios días hasta que la córnea cicatrice. Se presenta por los componen(tes de la espuma de carnaval.
Algunos de los componentes de esa espuma como el sulfato lauril de sodio mediante el contacto con la piel provoca irritación, sequedad y erupciones y más daños por la fricción con los ojos; el benzoato de sodio puede llegar a provocar vómitos, anorexia, irritabilidad y letargia; el nitrito de sodio provoca cáncer en los animales de laboratorio y podría causarlo también a los seres humanos.
Al respecto también dio su versión otro ambientalista, se trata de Konka Jáuregui, especialista en agronomía y activista ambiental comprometido, miembro de la Coordinadora en Defensa de la Madre Tierra y el Medio Ambiente (Codma).
“Una absurda contradicción, parte de las ironías del ambientalismo asumido por apariencias («greenwash»). Es sabido que, para fabricar una lata de esa espuma, se estima el consumo de entre 200 a 300 lts. de agua para hacer el envase metálico, las tapas y válvulas de plástico, la espuma, pinturas, además del transporte hasta la venta y de la basura que genera”.
En consecuencia, es preciso que las autoridades consideren dicha situación y velando por la salud pública, así como por la del medioambiente, procedan a prohibir definitivamente la espuma de carnaval, tal como después de análisis y estudios lo proponen entidades defensoras del medio ambiente.
En ese sentido la ambientalista consultada reflexionó sobre alternativas que no dañen a la naturaleza, “es muy bonito verlos disfrazados, bailar en las calles…los verdaderos confites que no hacen daño a la salud, intercambien confites, intercambien dulces, para que así sea, como dicen, lo dulce, lo bueno a la Pachamama, inclusive las aves, las abejitas estarían contentas…”