Hasta que el viceministerio de Autonomías no demarque la jurisdicción sobre el Valle de las Ánimas que es disputado entre los municipios de La Paz y Palca, los avasallamientos sobre esta área protegida sin gestión continúan depredando el sector y alentando la expansión urbana descontrolada.
Texto e imágenes: Vladimir Ledezma Maldonado
La Paz, enero de 2022.- En medio de una mañana neblinosa y húmeda, luego de encontrarnos todos en la última parada del bus Puma Katari que queda entre Chasquipampa y Ovejuyo, a eso de la 09.40, comenzamos a recorrer en dirección al extremo sur del Valle de las Ánimas desde donde comenzaría una pronunciada pendiente de más de cuatro horas.
Valle inagotable
Éramos nueve excursionistas que participábamos en la primera salida del Ceac (Club de Excursionismo, Andinismo y Camping) de 2022 en conmemoración al XLII aniversario de su creación. Y es que el Valle de las Ánimas, con sus formaciones semejantes a obeliscos y catedrales góticas es inagotable en cuanto a las impresiones que brinda y esta vez, gracias a un escenario peculiar.
El Valle de las Ánimas, al sureste de la ciudad de La Paz, es un área protegida sin gestión, única por el escenario caprichoso que presenta con obeliscos de tierra y piedrecillas que emergen imponentes, en tanto que es matizado con cañones, cabeceras de cuenca, arroyos y amplios cauces de río, así como una peculiar vegetación altoandina y lagunas en las partes altas, que permanentemente es visitado por turistas extranjeros y excursionistas locales.
Resolución 1059 para definir límites
Sin embargo como este espacio natural se encuentra en el límite entre los municipios de La Paz y Palca, cuya jurisdicción sobre el lugar no está bien definida, ello alienta al avasallamiento y loteo de tierras carcomiendo los cerros, en tanto que la última palabra la tiene el viceministerio de Autonomías que debe aprobar la resolución 1059 de la gobernación relativa a los limites jurisdiccionales entre ambos municipios en referencia al Valle de las Ánimas, según informó La Dirección de Límites y Organización Territorial del Gobierno Autónomo Departamental de La Paz (GADLP).
Apenas iniciado el trayecto, comprobamos con pesar que el panorama de las colosales agujas que ofrece el Valle de las Ánimas, en su parte sur, estaba contaminado con edificaciones, viviendas, chozas de calamina y restos de maquinaria pesada que paulatinamente depreda el área perforando las bases de la montaña, aplanando algunos sectores para cubrirlos con relleno y abriendo incipientes caminos.
Entre agujas y neblina
Ya casi al concluir la parte en la que aún había algunas casas, un par de perros nos recibió a la comitiva de nueve personas. Emitiendo ladridos de entusiasmo y moviendo la cola, los canes se dispusieron a acompañarnos hasta donde vayamos. Empezamos a preocuparnos al suponer que no sabrían hallar la ruta de vuelta, pues nosotros iríamos hasta los sectores más altos del Valle de las Ánimas para retornar por un camino diferente al de la salida. Muchas veces intentamos mandarlos de vuelta, pero seguían tenaces junto a nosotros.
A medida que ascendíamos, la neblina se hacía cada vez más densa decorando con un aura fantasmagórica las colosales lanzas de grava que apuntaban hacia arriba, la imaginación nos hizo aventurar que de pronto se convertirían en gigantescos cíclopes que empezarían a arrojarnos rocas.
Y es que la neblina le daba un sabor especial al trek, algo así como una sensación de misterio que hacía sentir que de pronto todo sería posible. A ambos lados la exigua vía estaba cubierta de farallones y una densa niebla. Más bien que algunos del grupo tenían bien demarcada esa ruta en sus aplicaciones móviles, pues de lo contrario podíamos habernos desviado.
De pronto surgió lo inevitable, alambradas que impedían continuar por el camino y que sin duda fueron instaladas por loteadores que tenían sus características casetas de ladrillo y techo de calamina. Luego de atravesar el obstáculo sujetando los alambres de púas para pasar pudimos continuar.
Había flores de pequeñas plantas de altura de un diseño particular, otras variedades de plantas como ortigas y otros arbustos floridos. Y es que por estas épocas todo está verde y floreciente.
Ya era casi el mediodía y como amenazaba tormenta nos vimos obligados a alterar nuestra ruta para evitar situaciones más riesgosas. Nos detuvimos a tomar fotos junto a un recodo del camino casi en lo más alto del Valle de las Ánimas; en ese momento la niebla, que antes lo cubría todo, comenzó a disiparse y a dejar ver una mancha azul entre la nubosidad. Sí, pese a la niebla, sentíamos el calor del sol y ya era posible apreciar sus destellos. Aprovechamos para servirnos un refrigerio.
Antes de comenzar el descenso para retornar, hallamos a otro grupo de excursionistas, se trataba de unos turistas españoles que estaban recorriendo la misma ruta que nosotros, pero a la inversa, entonces proseguimos pero comenzó a llover durante unos veinte minutos, después subimos nuevamente hacia una especie de mirador donde apreciamos multitud de bromiláceas. Allí nos detuvimos a descansar y hacer una pequeña siesta tomando el sol.
Finalmente, y a eso de las cuatro de la tarde, deretornamos al punto del cual habíamos salido, aunque para ello fuimos por otra ruta, por su parte, los perros que conocían muy bien el sector, pese a nuestros temores de que se desorientarían, siguieron a otros excursionistas que merodeaban por el lugar.