Fueron aplicados exitosamente cuatro tipos de resiliencia, todos orientados a facilitar la adaptación a las condiciones adversas que provoca el cambio climático generado por las actividades humanas.
La Paz, septiembre de 2023 (ANA).- El enfoque territorial biocultural implementado por el proyecto Biocultura y Cambio Climático que cuenta con el apoyo de la cooperación suiza, logró mejorar las condiciones de vida de más de 17 mil familias que incluyen al pueblo Leco de Apolo así como a la autonomía indígena de Raqaypampa, en cinco departamentos de Bolivia.
Ese tipo de enfoque, aplicado durante casi catorce años hasta la fecha, se conceptúa como un modelo de desarrollo alternativo que reúne conocimientos ancestrales con innovaciones tecnológicas y comprende cuatro componentes que actúan armónica y coordinadamente frente al cambio climático: ámbito económico-productivo, ámbito sociocultural, ámbito ecológico-ambiental y ámbito político-institucional.
Cuatro tipos de resiliencia
El primero hace referencia a la resiliencia político-institucional, recordando que la resiliencia es la capacidad de adaptarse a condiciones adversas, este tipo de resiliencia considera la generación de normativas (Ley 300, Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien y la Ley 777 del Sistema de Planificación Integral del Estado – SPIE y otras), inversión para mitigación y adaptación al cambio climático, así como el gestionar recursos de fuentes estatales y de cooperación para paliar este fenómeno global.
El principal resultado fue la nueva Política Nacional de Cambio Climático, presentada hace pocas semanas en la que se incorpora la gestión integral como estrategia de adaptación al cambio climático.
En cuanto a la resiliencia económico productiva, consiste en el incremento de la generación de ingresos económicos, en este caso gracias a la diversificación productiva (tuna, cuyes, tarwi, papas nativas, hortalizas, miel, turismo biocultural, entre otros). Cabe destacar que el turismo biocultural es una especie de turismo planificado y gestionado por las comunidades mismas que se complementa a las otras actividades productivas.
Por su parte la resiliencia ecológico-ambiental promueve el cuidado de la madre Tierra mediante acciones generadoras de sostenibilidad en el uso del suelo, manejo integral del agua, protección de los ecosistemas, conservación de la agrobiodiversidad, producción ecológica y otras, que en el caso descrito permitieron alcanzar más de 187 mil hectáreas con funciones ambientales mejoradas.
Finalmente, la cuarta resiliencia, la resiliencia sociocultural, referida a fortalecer las organizaciones sociales para gestionar dotación de agua, organizar ferias productivas, rescatar el trueque, entre otras, ello en el marco de la gestión del cambio climático. Es así que el resultado fue precisamente ése, la generación de normas comunales para la conservación del medio ambiente y la gestión del cambio climático.