“…pero nunca nos enfermábamos de un simple viento frío, ahora ni bien ventea frío, ya estamos resfriados. La defensa está muy baja aquí, eso es, estamos ya viviendo las consecuencias”.
Datos e imágenes: Yola Chipana, periodista de radio Red Yungas de Coroico
Redacción: Vladimir Ledezma M.
San Miguel del Bala, agosto de 2023 (ANA).- Trinidad Yasira, una comunaria de San Miguel del Bala, que se halla aproximadamente a quince minutos de Rurrenabaque, hizo conocer la profunda aflicción que ella y su pueblo, los tacanas, viven a raíz de que deben beber y consumir peces de las aguas contaminadas de los ríos junto a cuyas riberas viven desde tiempos ancestrales, habiendo sido este ya titulado como territorio de la comunidad.
“Bueno, como San Miguel, nosotros pertenecemos a la TCO Tacana, en la central, entonces nuestras tierras están tituladas, nosotros estamos como Comunidad San Miguel en área de Amortiguamiento por las serranías de El Bala, y próximo a eso nuestro territorio como comunidad pertenece todavía hasta más arriba”, describió la comunaria.
Alternativa: el turismo
Trinidad comentó que ellos, los de la comunidad tacana de San Miguel, están optando por el turismo como actividad que les permita subsistir sin provocar ningún daño a la naturaleza y de esa manera también aportar a la conservación de esos ecosistemas amazónicos, tan afectados por actividades que causan deforestación, contaminación de los ríos, debilitamiento de los suelos y otras.
“Entonces estamos trabajando de esa manera, de esa forma hemos apostado por la industria sin chimeneas y hace como diecisiete, dieciocho años que trabajamos con el turismo comunitario y entonces viendo de una u otra manera de poder nosotros aportar a la conservación de nuestro territorio más que todo, de la vida silvestre, de todo lo que hay de la Madre Naturaleza”, subrayó.
Altos niveles de mercurio en los indígenas
Sin embargo, Trinidad, no pudo dejar de referirse a un aspecto que preocupa y daña notoriamente la salud de los pueblos amazónicos, como el tacana y por supuesto la de la naturaleza, su flora, fauna y ecosistemas. Cabe reseñar que estudios efectuados en la región, por diferentes organizaciones hicieron conocer que los pueblos del área se encuentran profundamente afectados por la contaminación, que daña significativamente su salud.
Al respecto, un estudio realizado en 36 comunidades de seis pueblos indígenas, entre ellos tacanas, tsimanes, uchupiamonas, lecos, ese ejjas y mosetenes, mismo que incluyó el análisis del cabello de 302 personas de comunidades de la cuenca del río Beni y sus afluentes, reveló que el 74.5 por ciento tienen altos niveles de mercurio por la contaminación.
“El grande impacto negativo que ahorita estamos sufriendo como comunidades que vivimos sobre las riberas del río es el extractivismo, el aurífero, que los ríos Tuichi, Quiquibey, río Beni están muy contaminados, entonces esa es nuestra preocupación…”, señaló muy afligida la comunaria tacana. Y desde luego, esa contaminación se produce cuando los mineros lavan el oro en el río, empleando abundantemente mercurio que luego desechan en el cauce.
Éramos más sanos
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el mercurio elemental y el metilmercurio son tóxicos para el sistema nervioso central y el periférico. La inhalación de vapor de mercurio puede ser perjudicial para los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo y los pulmones y riñones, con consecuencias a veces fatales.
“Éramos más sanos, ahora somos más enfermos, más debiluchos, porque comíamos, pescábamos, cazábamos, pero nunca nos enfermábamos de un simple viento frío, ahora ni bien ventea frío, ya estamos resfriados. La defensa está muy baja aquí, eso es, estamos ya viviendo las consecuencias. Nos afecta mucho el gran impacto de la contaminación ambiental que vivimos”, puntualizó la comunaria entrevistada.
Esta nota periodística fue realizada en el marco del proyecto “Fortalecimiento de las capacidades de comunicadores y periodistas para la conservación de la biodiversidad del Corredor Madidi-Pilón Lajas-Cotapata (MPLC)” implementado por la Asociación Boliviana Pro Defensa de la Naturaleza (Prodena), financiado por el Fondo de Alianzas para los Ecosistemas Críticos (CEPF) a través de Conservación Amazónica –ACEAAA en Bolivia.